Para el presidente Abinader, el año 2025 representa la hora definitiva de los hornos y las grandes decisiones. Hace cuatro meses y 21 días que a la gestión del mandatario le resta menos tiempo que el transcurrido, por lo que es hora de apurar el paso y afinar la puntería. La historia espera y ella es justa como un buen juez e implacable como un banquero. Es la hora de relanzar el gobierno.
La salida de Milagros Germán de Cultura es el primer paso, mientras se acelera la elección de la nueva Procuradora General de la República, quien, antes, -entrevistada en McKINNEY para Color Visión-, deberá jurar ante el país que no utilizará los poderes del cargo para beneficiar a las Águilas Cibaeñas.
El presidente deberá esmerarse en esta nueva selección de personal; ser todo lo cauteloso posible, ahora que sabe quién ha sido un buen funcionario y quién no; quién con su eficiencia lo ha ayudado a gobernar y quién,con su torpeza, casi le daña el gobierno.
Como Presidente de la República, -los estudios locales y globales así lo confirman-, Luis Abinader ha sido la sorpresa más bienvenida. Sin embargo, un presidente no es el gobierno, sino su guía. Es quien inspira, supervisa, dirige, dialoga, señala el camino, pero “no puede estar en misa y repicando”, no puede batear y lanzar al mismo tiempo, ser Pedro Martínez y Juan Soto a la vez. No puede ser él solo su gobierno, pero sí imponer su estilo “y que quien se mueva no salga en la foto”.
En el plano partidario, el mayor desafío lo representará la elección del candidato presidencial 2028 que, entrado el 2025 no se ve ya tan lejos. Por eso, cuanto antes, Abinader debe convertirse en el gran árbitro de un proceso electoral interno donde las bases de la organización deberán tener la primera, la penúltima y también la última palabra. Vox populi, vox Dei.
Será una lucha de titanes que remite a Pedro Guerra, por aquello de que: “cuando me quisieron/ yo no quise tanto/ y cuando he querido/ no siempre quisieron”. ¡Ay!En el PRM unos tienen los recursos pero no la popularidad, otros tienen el ánimo y la salud mental, pero no tienen popularidad ni recursos, mientras otros tienen apenas su ego descomunal, inconmensurable, ilimitado, gigantesco.El vino va por la casa. ¡Que la Magdalena y sus dones le inspiren, Presidente!
El bulevar de la vida Pablo McKinney