El papa Francisco hizo este domingo una vehemente llamada a la coexistencia pacífica en Irak, en una plegaria por los muertos de las guerras en el país celebrada entre las ruinas de cuatro iglesias derruidas en Mosul, que sufrió una destrucción generalizada en la guerra contra el grupo extremista Estado Islámico.
Francisco viajó al norte de Irak en el último día de su visita histórica a la menguante comunidad cristiana del país. Muchos cristianos se vieron obligados a dejar sus hogares cuando EI se hizo con el control de amplias extensiones en Irak en verano de 2014.
Pocos han regresado en los años desde que EI fue expulsado en 2017, y Francisco viajó a Irak para animarles a quedarse y ayudar a reconstruir el país y restaurar lo que describió como su “mosaico” de grupos étnicos y religiosos. Para el Vaticano, que haya una presencia continuada de cristianos en Irak es crucial para mantener comunidades que existen en la región desde los tiempos de Cristo.
En una escena impensable hace apenas cuatro años, el papa llegó a un escenario en una plaza de la ciudad rodeada por las ruinas de cuatro iglesias de varias de las muchas denominaciones cristianas en Irak. Un público entusiasta le recibió.
“Qué cruel es que este país, la cuna de la civilización, haya sido castigado por un golpe tan bárbaro, con antiguas casas de oración destruidas y miles de personas -musulmanas, cristianas, yazidíes- que fueron cruelmente aniquiladas por el terrorismo-, y otros asesinados y desplazados por la fuerza”.
El pontífice se desvió de su discurso preparado para mencionar el sufrimiento de la minoría yazidí, que fue objeto de asesinatos masivos, secuestros y esclavitud sexual a manos del grupo EI.
“Hoy, sin embargo, reafirmamos nuestro convencimiento de que la fraternidad es más duradera que el fratricidio, que la esperanza es más poderosa que el odio, que la paz es más poderosa que la guerra”, afirmó.
El grupo EI tomó Mosul en junio de 2014 y declaró un califato que se extendía desde sus territorios en el norte de Siria hasta el norte y oeste de Irak. Fue en la mezquita de Al-Nuri en Mosul donde el líder del grupo, Abu Bakr al-Baghdadi, hizo su única aparición pública, un sermón de viernes en el que llamó a todos los musulmanes a seguirle como “califa”.
Mosul tenía una profunda importancia simbólica para el grupo y se convirtió en su núcleo burocrático y financiero. Finalmente fue liberada en julio de 2017 tras una feroz batalla de nueve meses. Entre 9,000 y 11,000 civiles murieron, según una investigación de AP. Al-Baghdadi murió en un ataque estadounidense en Siria en 2019.
El Vaticano confía en que la gira inspire a las comunidades cristianas del país y las anime a quedarse pese a las décadas de guerra e inestabilidad. Francisco también ha transmitido un mensaje de tolerancia y fraternidad entre religiones a líderes musulmanes, con una reunión histórica el sábado con el máximo clérigo chií de Irak, el gran ayatolá Ali al-Sistani.
El papa tenía previsto sobrevolar después en helicóptero las llanuras de Nínive hasta la pequeña población cristiana de Qaraqosh, a donde han vuelto apenas un puñado de familias tras huir de la ofensiva del grupo EI en 2014. Allí escucharía los testimonios de los vecinos y rezaría en la iglesia de la Inmaculada Concepción, quemada por el EI y restaurada en los últimos años.
La agenda del día terminaba con una misa en el estadio de Irbil, en la región semiautónoma kurda. Se esperaba que hasta 10,000 personas acudieran al evento. El papa llegó el domingo por la mañana a Irbil, donde fue recibido por niños con ropas tradicionales, uno de ellos vestido de papa.
Irak declaró la victoria sobre EI en 2017, y si bien el grupo extremista ya no controla territorio, aún comete ataques esporádicos, especialmente en el norte. El país también ha sufrido una serie de ataques recientes con cohetes por parte de milicias con apoyo iraní contra objetivos estadounidenses. Esa violencia se ha relacionado con las tensiones entre Washington y Teherán.
Los tres años de brutal dominio del grupo EI sobre buena parte del norte y el oeste de Irak, así como la dura campaña contra la milicia, dejaron una amplia destrucción. Los esfuerzos de reconstrucción se han paralizado por una crisis financiera que ya dura varios años, y barrios enteros siguen en ruinas. Muchos iraquíes han tenido que reconstruir sus hogares por su cuenta.
Francisco confía en ofrecer un mensaje de esperanza subrayado por la naturaleza histórica de la visita, así como el hecho de que este es su primer viaje internacional desde que comenzó la pandemia del coronavirus.
Expertos en salud pública expresaron antes del viaje su preocupación porque las grandes aglomeraciones pudieran convertirse en focos de contagio del coronavirus, en un país donde el brote va a peor y pocas personas se han vacunado.
El Vaticano ha dicho que está tomando precauciones, como reducir el aforo en la misa al aire libre. Pero durante la visita se han visto aglomeraciones sin distanciamiento en las que mucha gente no llevaba mascarilla. El papa y su comitiva están vacunados, pero la mayoría de los iraquíes no.