Las primeras semanas de calor ya están trayendo con nosotros a los mosquitos más “madrugadores”. Comienza la temporada de zumbidos nocturnos en el oído y molestas picaduras. En España, la mayoría de mosquitos no suelen ser vectores de enfermedad, aunque cada vez son más los casos de ciertos patógenos transmitidos por estos insectos. Ya sea por un motivo u otro, en esta temporada se disparan las compras de antimosquitos, en todos sus formatos.
Hay muchísimas opciones para mantener a estos insectos alejados. Al menos eso es lo que prometen todas. Desde pulseras de citronella hasta aparatos de ultrasonidos, pasando por opciones mucho más rudimentarias, como la colocación de mosquiteras en las ventanas. ¿Pero son todas igual de útiles? Lo cierto es que no. De hecho, a veces lo más rudimentario puede ser la mejor opción. Al menos ofrecen lo que prometen.
Los antimosquitos a base de ultrasonidos se han usado durante años como una de las opciones más sofisticadas.Numerosos estudios no han encontrado diferencias entre tener el aparato de ultrasonidos apagado o encendido
Se trata de aparatos que emiten ondas mecánicas, cuya frecuencia está por encima del umbral de audición del oído humano. Por lo tanto, no generan ningún efecto en las personas que viven en la casa, pero supuestamente “desorientan” a los mosquitos durante su vuelo en busca de sangre.
Numerosos estudios se han llevado a cabo para comprobar si, realmente, los hogares protegidos con este tipo de dispositivos tienen una menor cantidad de mosquitos circulando en su interior. Algunos son trabajos bastante antiguos, como el publicado en 1985 por dos entomólogos de la Universidad de Ohio.
En él se evaluaba la eficacia de cinco aparatos diferentes, frente a mosquitos de cuatro especies, que debían dirigirse a través de una cámara de vuelo hasta una fuente de aliento humano. En todos los casos, tanto si los dispositivos estaban encendidos como apagados, no hubo diferencias en la capacidad de los insectos para alcanzar su objetivo.
Tampoco las hubo en la investigación desarrollada en el 2000 por científicos del Hospital Albert Schweitzer en un entorno doméstico de Gabón, ni en otro estudio de 2006, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Kansas.
Parece claro que los ultrasonidos no les afectan o incluso que se adaptan a ellos, por lo que no vale la pena invertir en estos antimosquitos.
Los antimosquitos de ultrasonidos no son la única opción eléctrica que existe. También hay dispositivos que se cargan con tabletas o líquidos repelentes.
En ambos casos la recarga está compuesta por praletrina, un insecticida seguro para los humanos, que se usa habitualmente contra mosquitos y otros insectos, como las avispas.
Al encenderse se liberan vapores de esta sustancia que sí que son eficaces ahuyentando a los mosquitos. El problema es que para ello es necesario que el aparato esté siempre encendido y eso supone un derroche de electricidad.
Es cierto que la mayoría de estos insectos son nocturnos, pero también hay algunos que tienen su actividad durante el día, por lo que sería necesaria mucha energía para repelerlos a todos.