Alix Didier Fils-Aimé, nuevo primer ministro de Haití promete seguridad

El cambio de primer ministro abre un nuevo período de incertidumbre en la nación caribeña, que no ha tenido ningún dirigente electo desde el asesinato de Jovenel Moïse en 2021, y que lleva décadas sufriendo la violencia pandillera, la pobreza y la inestabilidad política.

En una ceremonia celebrada en Puerto Príncipe, Alix Didier Fils-Aimé, el nuevo primer ministro prometió que se enfocaría en solucionar la creciente violencia de las pandillas que afecta a numerosas comunidades haitianas. 

Fils-Aimé se mostró decidido a trabajar incansablemente para lograr la estabilidad y la tranquilidad en un país que ha sufrido de manera prolongada por la inseguridad.

Durante su discurso, Fils-Aimé subrayó la importancia de un esfuerzo conjunto para reconstruir Haití, destacando que su gobierno trabajará por el bienestar de la población y por el fortalecimiento de las instituciones del país. 

La violencia ha sido uno de los principales retos que enfrentan las autoridades, por lo que la prioridad de su gestión será combatirla y restablecer el orden público.

La comunidad internacional y los ciudadanos haitianos esperan que este nuevo liderazgo logre mejorar la situación de inseguridad que afecta a la nación caribeña, buscando también una mayor colaboración de organismos internacionales en la lucha contra el crimen organizado.

"La primera tarea imprescindible y que condiciona el éxito de la transición es el restablecimiento de la seguridad ", declaró. "El pueblo haitiano merece la paz, la estabilidad y un desarrollo sostenible".

El consejo presidencial de nueve miembros -formado en abril mediante un acuerdo entre partidos políticos y la sociedad civil- tomó las riendas del país tras la dimisión del impopular primer ministro Ariel Henry, con la promesa de frenar a las bandas criminales que azotan el país.

Al asumir el liderazgo, sus integrantes se comprometieron además a conducir Haití hacia sus primeras elecciones desde 2016 ya nombrar a un primer ministro al frente de un gobierno interino.

Conille intentó evitar su destitución alegando que el consejo presidencial no tenía potestad para destituirlo y que sólo lo podía hacer un Parlamento, un órgano legislativo del que carece el país.

El cambio de primer ministro abre un nuevo período de incertidumbre en la nación caribeña, que no ha tenido ningún dirigente electo desde el asesinato de Jovenel Moïse en 2021, y que lleva décadas sufriendo la violencia pandillera, la pobreza y la inestabilidad política.