Aumentan pruebas de crímenes rusos durante guerra en Ucrania

KIEV, Ucrania. Diez meses después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, pruebas abrumadoras demuestran que los soldados del Kremlin han librado una guerra total, haciendo caso omiso de las leyes internacionales que rigen el trato a los civiles y la conducta en el campo de batalla.

Ucrania está investigando más de 58.000 posibles crímenes de guerra rusos: asesinatos, secuestros, cañoneos indiscriminados y agresiones sexuales. Los informes de The Associated Press y “Frontline”, registrados en una base de datos pública.

Asimismo han verificado de forma independiente más de 600 incidentes que parecen violar las leyes de la guerra. Algunos de esos ataques fueron masacres en las que murieron decenas o centenares de civiles y, en su conjunto, podrían dar cuenta de miles de crímenes de guerra individuales.

Como dijo a la AP Karim Khan, fiscal jefe de la Corte Penal Internacional en La Haya, “Ucrania es una escena del crimen”.

Sin embargo, esa extensa documentación se ha topado con una dura realidad.

Aunque las autoridades han acumulado una cantidad asombrosa de pruebas, el conflicto es uno de los más documentados de la historia de la humanidad.

Es poco probable que arresten pronto a la mayoría de quienes apretaron el gatillo o propinaron las palizas, y mucho menos a los comandantes que dieron las órdenes y a los líderes políticos que sancionaron los ataques.

Las razones son múltiples, según los expertos. Las autoridades ucranianas se enfrentan a dificultades serias para reunir pruebas irrefutables en una zona de guerra. Y la mayoría de los presuntos criminales de guerra han eludido la captura y se encuentran a salvo tras las líneas rusas.

Incluso en los procesamientos judiciales que han tenido éxito, los límites de la justicia son evidentes hasta ahora. Tomemos el caso de Vadim Shishimarin, un comandante de tanques de 21 años con cara de niño que fue el primer ruso juzgado por crímenes de guerra. Se entregó en marzo y en mayo se declaró culpable en un tribunal de Kiev de dispararle en la cabeza a un civil ucraniano de 62 años.

El deseo de alguna combinación de justicia y venganza era palpable en aquella sala. ”¿Se considera usted un asesino?”, gritó una mujer al ruso mientras éste permanecía inclinado hacia delante con la cabeza apoyada en el cristal de la jaula en la que estaba encerrado.

”¿Y qué hay del hombre en el ataúd?”, agregó otra voz, más aguda. Un tercero exigió al abogado defensor que explicara cómo podía luchar por la libertad del ruso.

El joven soldado fue condenado primero a cadena perpetua, que se redujo a 15 años en apelación. Los críticos dijeron que la pena inicial era excesivamente dura, dado que confesó el crimen, dijo que sólo cumplía órdenes y expresó remordimiento.

Sin embargo, los fiscales ucranianos aún no han podido acusar a los altos comandos de Shishimarin ni a quienes lo supervisaban. Desde marzo. Ucrania ha nombrado sospechosos a más de 600 rusos, muchos de ellos altos cargos políticos y militares, entre ellos el ministro de Defensa Sergei Shoigu. No obstante, hasta ahora, los más poderosos no han caído bajo custodia ucraniana.

A lo largo de la guerra, los líderes rusos han negado las acusaciones de brutalidad.

Fuente: AP