El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y su principal rival en las presidenciales del domingo, Edmundo González Urrutia, cierran este jueves sus campañas en medio de advertencias del mandatario sobre un “baño de sangre” si pierde y fuerte presión internacional por elecciones transparentes.
Empuñando un sable del prócer Simón Bolívar, Maduro encabezó un primer acto en Maracaibo, capital del petrolero estado Zulia (oeste) y muy golpeado por la crisis que ha acompañado sus casi 12 años en el poder, donde prometió una “victoria por paliza”.
González Urrutia pondrá igualmente broche final a su campaña con una concentración en Las Mercedes, un barrio acomodado en el sureste de Caracas. El diplomático de 74 años estará acompañado, como es habitual, por la exdiputada María Corina Machado, originalmente candidata de la alianza opositora Plataforma Unitaria, pero vetada por una inhabilitación administrativa.
“Nosotros no venimos a perseguir a nadie”, dijo el jueves el opositor en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros, en la que aseveró que buscará un gobierno de unidad si sale airoso en las urnas y negó una cuzada contra el chavismo.
Maduro, quien se jacta de haber llegado a más de 250 ciudades durante su gira electoral, intenta proyectar una imagen de fuerza.
Acompañó sus mítines con una avalancha de propaganda en medios tradicionales como la TV, la radio y las redes sociales, en las que se presenta como un “gallo” de pelea y tilda de “débil” a González Urrutia, favorecido en la mayoría de las encuestas.
En un mensaje grabado desde el palacio presidencial de Miraflores, Maduro apeló a un “voto de confianza” de los indecisos. “A quienes alguna vez nos adversaron apelo a su razón benevolente, a su sentido común y a su patriotismo”, pidió.
Otros ocho candidatos minoritarios participan de la elección, a la que están convocados 21 de sus casi 30 millones de habitantes. Se estima que solo podrán votar 17 millones que siguen en Venezuela y no han migrado.
Estados Unidos advirtió el jueves que “cualquier represión política y la violencia es inaceptable”, según John Kirby, portavoz de Seguridad Nacional, quien dijo esperar que las votaciones “reflejen la voluntad y las aspiraciones del pueblo”.
Recientes declaraciones de Maduro sobre “un baño de sangre” en caso de triunfo opositor despertaron preocupación en América Latina.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, exigió el jueves elecciones “transparentes, competitivas y sujetas a observación internacional”.
“No se puede amenazar bajo ningún punto de vista con baños de sangre, sino que lo que reciben los mandatarios y los candidatos son baños de votos”, expresó Boric en línea con su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que el lunes se declaró “asustado” por la afirmación de Maduro.
Sin nombrar a Lula, aliado del chavismo, Maduro respondió: “El que se asuste que se tome una manzanilla”.
La autoridad electoral brasileña suspendió el envío de veedores a Venezuela, tras críticas de Maduro al sistema electoral de ese país, a la vez que fue retirada una invitación al expresidente argentino Alberto Fernández para acompañar las eleeciones después de haber apoyado la declaración de Lula.
La reelección de Maduro en 2018 fue desconocida por Estados Unidos, la Unión Europea y varios gobiernos de América Latina, entre los cuales figuraban los de Argentina y Brasil, después de denuncias de fraude de la oposición.
Maduro acusa ahora a la oposición de planear desconocer los resultados para poner en marcha actos de violencia. El aspirante a la reelección ha dicho además que las fuerzas armadas, que asegura le son leales, podrían alzarse contra un eventual gobierno opositor.
“La ventaja que tenemos es histórica”, aseguró González. “Eso deja claro que vamos a ganar y vamos a cobrar (la victoria), y confiamos que nuestra Fuerza Armada haga respetar la voluntad de nuestro pueblo” en las urnas.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino, negó el miércoles que los militares vayan a ser un “árbitro” de los comicios y aseveró que velarán “a toda costa” por mantener el orden.
“Aunque las elecciones en Venezuela difícilmente serán libres o justas, los venezolanos tienen la mejor oportunidad en más de una década de elegir a su propio gobierno. La comunidad internacional debería respaldarlos”, expresó Juanita Goebertus, directora de la División de las Américas de Human Rights Watch.