27 abr (Reuters) – Estados Unidos publicó el lunes cambios a normas que imponen nuevas restricciones a las exportaciones a China, incluidos componentes de aeronaves civiles y artículos relacionados a semiconductores.
Las nuevas normas exigirán licencias para que las firmas de Estados Unidos vendan ciertos artículos a entidades militares en China, incluso para uso civil, y elimina una excepción que permite que ciertas tecnologías del país sean exportadas sin una licencia si son para un ente no militar.
Las normas, que fueron divulgadas para su revisión y serán publicadas el martes en el diario oficial, podrían golpear a la industria de semiconductores y las ventas de equipamiento de aviación civil a China.
"Es importante considerar las consecuencias de hacer negocios con países que tienen historial de desviar bienes comprados a compañías de Estados Unidos a aplicaciones militares", dijo el secretario de Comercio, Wilbur Ross.
El abogado especialista en temas comerciales Kevin Wolf dijo que las normas son una respuesta a la política de China de encontrar aplicaciones militares para artículos civiles.
Agregó que las definiciones de los reguladores sobre uso y usuario militar son amplias y van más allá de las compras de entidades como el Ejército Popular de Liberación.
Por ejemplo, dijo Wolf, si una automotriz en China repara un vehículo militar, esa empresa ahora es un usuario final militar, incluso si el artículo exportado es para otra parte de su negocio.
"Un usuario final militar no está limitado a organizaciones militares", afirmó Wolf. "Un usuario final militar también es una compañía civil cuyas acciones buscan apoyar la operación de un ente militar", añadió.
La otra norma afectaría a artículos como circuitos integrados de matrices de puertas lógicas programables en campo, eliminando excepciones de licencias para importadores y ciudadanos chinos. Otros artículos afectados incluyen ciertos equipos de telecomunicaciones, radar y computadores de alto desempeño.
El gobierno también publicó un tercer cambio de normas propuesto que obligaría a las compañías extranjeras que envían ciertos bienes estadounidenses a China a buscar la aprobación de Washington, además de la de sus propios gobiernos.