Londres, -El mundo está en una situación «frágil» al afrontar una «policrisis» por la inflación, la inseguridad alimentaria y energética y las guerras geoeconómicas, ha afirmado este miércoles Saadia Zahidi, directora gerente del Foro Económico Mundial (FEM).
El FEM presentó en Londres su 18 Informe de Riesgos Globales, elaborado con las aseguradoras Marsh McLennan y Zurich Insurance Group, en el que alerta de las principales amenazas que deben tener en cuenta los gobiernos y las empresas en la próxima década, en base a una encuesta realizada entre 1.200 expertos.
Zahidi avisó de que, en el contexto actual, en que los países tratan de lidiar con varios frentes a la vez, es clave «invertir en resiliencia» y «pensar a largo plazo» para evitar alcanzar un peligroso «punto de inflexión».
Esto incluiría reforzar los servicios públicos, como la salud y la educación, y acelerar la lucha contra el cambio climático, pues no hacerlo exacerbará los riesgos en el futuro, incluido «el de la agitación social», señaló.
El informe, que se debatirá en el Foro de Davos que se celebra en esa localidad suiza entre el 16 y el 20 de enero, identifica como principales riesgos a corto plazo, que se prolongarán hasta dos años, «la escasez de alimentos y de energía» -resultado de la pandemia de covid y la guerra en Ucrania- y el aumento de los precios y el coste de la vida.
Estas crisis, «especialmente visibles en Europa», amenazan con socavar los esfuerzos para hacer frente a los riesgos a más largo plazo, «especialmente los relacionados con el cambio climático, la biodiversidad y la inversión en capital humano», dice el documento.
Generan además riesgos «conexos», como la recesión, el sobreendeudamiento, la polarización social debida a la desinformación y el auge de las guerras geoeconómicas.
Carolina Klint, jefe de gestión de riesgos de Marsh, alerta de que los liderazgos «cortoplacistas» junto con las crecientes rivalidades geopolíticas «podrían generar una aflicción social sin precedentes», sobre todo si se descuida el bienestar y el desarrollo económico de la población.
Klint aconsejó a las empresas hacer cambios para «proteger su cadena de suministro», como «traer la producción más cerca de casa»; ampliar el inventario; asegurarse la provisión de energía; planificar con antelación y abordar los riesgos analizando «su interconexión».
También recomendó al sector asegurador forjar alianzas «público-privadas» para evitar que algunas posibles amenazas -sobre todo relacionadas con el cambio climático- se conviertan en «imposibles de asegurar en una póliza».
«Las guerras económicas se están convirtiendo en la norma», advierte el Informe de Riesgos Globales 2023, que ve un aumento de los enfrentamientos entre las potencias y de las intervenciones de los Estados en los mercados.
Los expertos observan que las políticas económicas «se usan de manera defensiva», en pro de «la autosuficiencia y la soberanía respecto a potencias rivales», pero también ofensivamente, «para constreñir el avance de los demás».
El uso de la economía «como arma» geopolítica creará «debilidades en la interdependencia de los sistemas de comercio internacional, financieros y tecnológicos», señalan.
Aunque el informe vaticina que las guerras en la próxima década serán sobre todo económicas, también alerta de que «el actual aumento de la inversión en defensa y la proliferación de innovadoras tecnologías al alcance de nuevos agentes» puede aumentar el riesgo de los conflictos «híbridos» y «asimétricos», más destructivos que los anteriores.
Para combatir esta amenaza, los expertos recomiendan adaptar «los mecanismos transnacionales de control de armas» al nuevo contexto y «fortalecer los costos morales, reputacionales y políticos que actúan como elementos disuasorios de las escaladas» bélicas.