“El mundo se me vino abajo cuando el médico dijo que mi madre tenía cáncer de mama”

“El mundo se me vino abajo cuando el médico le dijo a mi madre que tenía cáncer de mama“, declaró la joven Valerin Martínez a RCC Media al recordar el diagnóstico de su progenitora a propósito del Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama.

De una manera muy extraña, Diojanny Ortiz, de 55 años, empezó a sentir un fuerte dolor en uno de sus senos, por lo que decidió acudir a un especialista, quien le indicó que la molestia se debía a una descalcificación en las costillas, producto de una condición que padece en sus huesos. 

Sin embargo, su sufrimiento continuaba con el tiempo, lo que llevó a Ortiz a la búsqueda de una segunda opinión médica, sin imaginar que se trataría de cáncer, ya que en su familia no existe ningún antecedente de la enfermedad. 

Crisis

El 11 de mayo del presente año, luego de realizar distintos análisis, ecografías de mama, y una biopsia, Diojanny Ortiz fue diagnosticada con cáncer de mama, y en medio de su preocupación al recibir la noticia, una cosa era segura, debía tratarse lo más pronto posible para evitar futuras complicaciones. 

‘’Me volví loca, comencé a llorar y a preguntarle a Dios, en ese momento mi vida cambio totalmente, así como mi percepción de todo’’, expresó su hija.

Aunque para muchos puede parecer un ‘’cliché’’ las palabras de Valerin, su narración está marcada de un giro inesperado para toda su familia, quienes hasta el día de hoy cargan con el peso de un padecimiento que les ha tocado profundamente.

‘‘Tras el diagnóstico de mi madre aprendí que no solo le da cáncer a la persona que lo tiene, sino a toda la familia. Todo el mundo sabe que el cáncer está ahí y que muchas personas lo padecen, pero hasta que no le pasa a alguien cercano no lo entiendes’’, manifestó.

Para la sucesora de Ortiz, Dios ha obrado de una manera única en este proceso debido a los ángeles que ha puesto en su camino para ayudarla.

Proceso

Valerin expresó que contrario a otras personas en las salas de quimioterapias, el proceso de su progenitora se mantiene rápido, debido a los ahorros que poseen; sin embargo, señaló que esta no es la realidad para muchos pacientes con pocos recursos que pudo ver. 

A Ortiz le extirparon el seno, le colocaron implantes y le hicieron quimioterapias cada 21 días luego de su operación. Actualmente, recibe como manera de prevención doce quimio semanales. 

‘’Yo solo puedo decirte que Dios ha obrado de verdad,’’ declaró Valerin al hablar sobre la historia de su madre y el optimismo que mantiene para superar los desafíos que atraviesa, considerándola una mujer fuerte. 

Situaciones precarias

Ante todo este diagnóstico, Valerin manifestó a RCC Media que atesora más que nunca el valor del tiempo, la familia y la salud, pues en su proceso de acompañamiento le tocó evidenciar casos de pacientes que deben elegir entre dejar de comer una semana o realizarse una quimioterapia. 

En ese sentido, denunció que el Instituto Nacional del Cáncer tiene un sistema que está colapsado, ya que suelen enviar a pacientes a una cita de seis meses para tratarse y en ese proceso es probable que muera.

‘’Hemos conocido personas que tienen que venir de los campos, muchas veces deben decidir si durar una semana sin comer o darse una quimio y eso es algo que me tocó mucho, así como muchas personas mayores que tienen que irse a dar quimio solos porque las personas a sus alrededores no pueden dejar de producir para acompañarlos porque, sino que producen no tienen como cubrir los medicamentos y el medicamento es tan costosos, y son persona que deben acudir a sitios semiprivados porque el Instituto de Cáncer que tenemos no da abasto’’, indicó.