No ha pasado un año desde que Nueva Zelanda aprobó una ley pionera en el mundo en la lucha contra el tabaco, cigarrillos y la ley ya parece tener los días contados.
Todo por la propuesta del nuevo gobierno de coalición del país, que planea eliminar la prohibición de fumar para financiar los recortes fiscales que prometió durante la campaña electoral.
La ley aprobada en diciembre del año pasado tuvo repercusión internacional por lo ambicioso y revolucionario de su concepto.
No se trataba una prohibición inmediata del tabaco sino un plan para que en un futuro las personas no fumen.
Sin embargo, el recién formado gobierno liderado por el primer ministro Chris Luxon hizo alusión al impacto negativo que la nueva legislación había generado en las arcas públicas para justificar sus planes.
La ley, que fue introducida bajo el gobierno de Jacinda Ardern, tenía como objetivo prohibir la venta de cigarrillos a partir del próximo año a cualquier persona nacida después de 2008.
El argumento se basó en el problema sanitario que genera el consumo de tabaco, la principal causa de muertes evitables en Nueva Zelanda.
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El objetivo de esta medida era impedir que las generaciones jóvenes se iniciaran en el hábito de fumar, aumentando progresivamente la edad mínima para comprar cigarrillos.