Este miércoles 24 de mayo se cumplen 19 años de la tragedia ocurrida en Jimaní, tras el desbordamiento del río Blanco.
El río, que nace en Haití con el nombre Soliette, sobre la comunidad conocida como La 40, dejó más de 400 muertos entre República Dominicana y el vecino país.
El joven Esmerlyn Cuevas, quien en ese momento tenía 25 años, vivió el infortunio, y explicó que ese día el aire se sentía caliente y el clima muy extraño.
Sin embargo, no fue solo esto lo que le hizo sentir la sensación de que algo iría a pasar, sino las constantes lluvias que no cesaban, las cuales catalogó inusuales en Jimaní.
Al caer la noche, Cuevas se fue a dormir como de costumbre, sin imaginar que su terror iniciaría pocas horas después.
El joven se levantó para ir al baño, y al bajar de su cama, sus pies se sumergieron en agua, caminó hacia el pasillo y se percató que toda su casa estaba inundada.
Sin entender qué pasaba, Esmerlyn abrió la puerta de la cocina, haciendo que el agua del río entrara con presión y lo arrastrara.
El joven decidió luchar para llegar a la sala de su hogar y abrir el acceso, sin embargo, en ese momento ya se había quedado sin fuerzas y la corriente lo sacó de su hogar.
"Cuando abrí la puerta de la sala la presión del agua me arrastró con todo y puerta y no podía ver nada, tenía los ojos llenos de lodo", dijo Cuevas.
El joven asegura que se sintió desprotegido y que estaba solo con ropa interior, por lo que pudo sentir las ramas y basura en su piel, así como el constante lodo que no le permitía abrir sus ojos.
Al permanecer a la intemperie entre tantos artefactos, una piedra afectó su rodilla, provocándole una cortada de algunos 20 puntos en la pierna.
"Estaba entre alambres de púas, desesperado intentaba no ahogarme… unos rescatistas de la Cruz Roja me salvaron la vida", explicó.
Esmerlyn fue encontrado la mañana siguiente en calzoncillos, lleno de lodo y sangre.Después de tantos años dice que no olvidará cómo este suceso afectó su vida y la de toda su familia.