¿Existe la ‘bacteria carnívora’?

Hace unos días salió a la luz la noticia de la modelo Jennifer Barlow, que había sufrido la amputación de una pierna tras la infección causada por una supuesta “bacteria carnívora” mientras nadaba en el océano.

La información ha dado la vuelta al mundo, y para evitar alarmas innecesarias entre la población, el Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas y Sepsis (GTEIS) de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) ha preparado una serie de respuestas con las que despejar las dudas sobre este tipo de infecciones bacterianas.

El doctor David Andaluz, coordinador del GTEIS de la SEMICYUC y médico Intensivista del Complejo Asistencial Universitario de Palencia, afirma: “Es importante conocer el alcance de una infección, pero igualmente lo es saber las posibilidades y el contexto en el que se pueden dar, así como las herramientas que tenemos actualmente para tratarlas”.

Seis respuestas sobre las infecciones bacterianas

1. ¿Existen las bacterias carnívoras?

Según los expertos de SEMICYUC no existen las bacterias carnívoras tal y cómo se piensa. Sin embargo, existe un determinado grupo de bacterias que pueden causar, entre otras cosas, infecciones en la piel, en los tejidos subyacentes.

En los casos más graves pueden provocar incluso infecciones en la fascia, que es la membrana que rodea lo músculos. Cuando esto se produce, hablamos de fascitis necrotizante, una infección grave en la que muere la carne que se encuentra alrededor de la herida abierta.

2. ¿Cómo atacan a nuestro organismo bacterias como la Vibrio Vulnificus?

La Vibrio Vulnificus es una especie de bacteria “carnívora” que suele causar grandes infecciones en heridas.

La infección se produce cuando una herida entra en contacto con pescados y mariscos crudos o poco cocidos, sus jugos o salpicaduras, o con el agua salada o agua salobre que contengan.

Las bacterias proliferan produciendo toxinas y enzimas que favorecen la extensión de la infección en profundidad, generando necrosis, además de la formación de coágulos de los microvasos.

Esto favorece el daño orgánico, no solo a nivel local, sino también a distancia (riñón, hígado, pulmones, etc.). En este caso hablaríamos de un problema mayor conocido como sepsis, una afección médica grave, causada por una respuesta inmunitaria fulminante a una infección y que puede producir la muerte del paciente.\

3. ¿Son infecciones frecuentes?

Los especialistas afirman que este tipo de infecciones no son frecuentes. Según las cifras, se producen entre de 0,3 a 15 casos por cada 100.000 habitantes.

Pueden diferenciarse dos tipos:

4. ¿Infectarse por estas bacterias implica sufrir una fascitis necrotizante?

Definitivamente no, responden los expertos que además recalcan que muchas de estas bacterias son agentes infecciosos relativamente frecuentes en nuestro medio.

La evolución a fascitis necrotizante solo se da en un porcentaje pequeño de pacientes con factores de riesgo en los que dichos patógenos producen una infección en la piel.

El retraso en el diagnóstico y tratamiento de dicha infección puede favorecer el cuadro, aunque en ocasiones este puede producirse incluso a pesar de un tratamiento inicial adecuado.

5. ¿La fascitis necrotizante obliga a la amputación del miembro infectado?

Solo en los casos más extremos y con mala evolución puede llegar a ser necesaria la amputación de
la zona afectada.

El tratamiento inicial se basa en cirugía y antibióticos. Además, es recomendable realizar revisiones quirúrgicas de la zona de forma periódica, con lavado de los tejidos afectados.

6. ¿Cuál es el grado de mortalidad de un infectado con fascitis necrotizante?

Desde Semicyuc señalan que la fascitis necrotizante tiene una mortalidad elevada que va a depender de diferentes factores, tales como las características del paciente o del germen causante. En general se habla de una mortalidad que oscila entre el 15 y el 30 %. El pronóstico depende en gran medida de un
diagnóstico precoz y de un tratamiento agresivo temprano.

Más allá de la mortalidad, esta patología se asocia a una elevada morbilidad por la gravedad de las lesiones que produce, tanto a nivel local como a distancia en otros órganos. Por ello el manejo de estos pacientes debe realizarse en un Servicio de Medicina Intensiva, ya que requieren de una estrecha monitorización, curas y cuidados de enfermería frecuentes, técnicas de soporte orgánico (ventilación mecánica, diálisis, etc).

3. ¿Son infecciones frecuentes?

Los especialistas afirman que este tipo de infecciones no son frecuentes. Según las cifras, se producen entre de 0,3 a 15 casos por cada 100.000 habitantes.

Pueden diferenciarse dos tipos:

4. ¿Infectarse por estas bacterias implica sufrir una fascitis necrotizante?

Definitivamente no, responden los expertos que además recalcan que muchas de estas bacterias son agentes infecciosos relativamente frecuentes en nuestro medio.

La evolución a fascitis necrotizante solo se da en un porcentaje pequeño de pacientes con factores de riesgo en los que dichos patógenos producen una infección en la piel.

El retraso en el diagnóstico y tratamiento de dicha infección puede favorecer el cuadro, aunque en ocasiones este puede producirse incluso a pesar de un tratamiento inicial adecuado.

5. ¿La fascitis necrotizante obliga a la amputación del miembro infectado?

Solo en los casos más extremos y con mala evolución puede llegar a ser necesaria la amputación de
la zona afectada.

El tratamiento inicial se basa en cirugía y antibióticos. Además, es recomendable realizar revisiones quirúrgicas de la zona de forma periódica, con lavado de los tejidos afectados.

6. ¿Cuál es el grado de mortalidad de un infectado con fascitis necrotizante?

Desde Semicyuc señalan que la fascitis necrotizante tiene una mortalidad elevada que va a depender de diferentes factores, tales como las características del paciente o del germen causante. En general se habla de una mortalidad que oscila entre el 15 y el 30 %. El pronóstico depende en gran medida de un
diagnóstico precoz y de un tratamiento agresivo temprano.

Más allá de la mortalidad, esta patología se asocia a una elevada morbilidad por la gravedad de las lesiones que produce, tanto a nivel local como a distancia en otros órganos. Por ello el manejo de estos pacientes debe realizarse en un Servicio de Medicina Intensiva, ya que requieren de una estrecha monitorización, curas y cuidados de enfermería frecuentes, técnicas de soporte orgánico (ventilación mecánica, diálisis, etc).