En un contundente mensaje con motivo de la próxima Navidad, la Conferencia Episcopal de Haití (CEH) alzó la voz contra la creciente ola de violencia que asola al país, especialmente en Puerto Príncipe y sus alrededores.
Los obispos católicos han instado a los grupos criminales, las autoridades locales, la comunidad internacional y la ciudadanía a actuar con urgencia para frenar la barbarie y restaurar la paz en la nación caribeña.
Un grito desde el corazón ante la violencia
El mensaje de los obispos, publicado el jueves 5 de diciembre, condena los actos de violencia perpetrados por las pandillas, que incluyen asesinatos, saqueos, violaciones, incendios y desplazamientos forzados. «A aquellos que tienen armas y que matan, saquean, violan, queman y expulsan a la gente de sus hogares: detengan estos actos atroces. No son buenas para el país, ni para el pueblo, ni para ustedes que las cometen», expresa el comunicado, destacando el sufrimiento de las víctimas y la proliferación de campamentos de desplazados internos.
La Iglesia también señaló a quienes, desde las sombras, facilitan el tráfico de armas y municiones, instándolos a cesar su contribución a la violencia que desangra a la sociedad haitiana.
Llamado a las autoridades y la comunidad internacional
Los obispos exigieron a las autoridades haitianas que prioricen el bienestar colectivo sobre los intereses partidistas. Entre sus recomendaciones se incluyen:
Controlar estrictamente las fronteras, puertos y aeropuertos para frenar el ingreso de armas y municiones ilegales.
Desarmar a las pandillas y buscar soluciones efectivas a la inseguridad.
Atender con urgencia las necesidades de los desplazados internos y hacer justicia a las víctimas.
Restaurar el orden y la paz en el país.
Asimismo, la CEH instó a la comunidad internacional a cumplir sus compromisos con Haití, recordándoles su responsabilidad de ayudar al país a superar la violencia y el aislamiento.
Un mensaje de esperanza para la población
En medio de la desoladora situación, los obispos alentaron a los haitianos a no perder la esperanza y a convertirse en agentes de paz dentro de sus comunidades. «Cada haitiano, independientemente de su condición, tiene un papel que desempeñar en la transformación de nuestro país. Les instamos a cultivar la paz en sus familias y comunidades», subrayaron, citando un pasaje de la Biblia: «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Corintios 12:26).
Extrema pobreza y mala gobernanza
El mensaje también denuncia las condiciones de extrema pobreza, corrupción y mala gobernanza que afectan a millones de haitianos. «Muchas personas están sin hogar y sin esperanza. Las personas mayores son abandonadas a su suerte, y los jóvenes y los niños enfrentan un futuro incierto», lamentaron los obispos, quienes señalaron que estas problemáticas son resultado directo de la violencia y la falta de liderazgo efectivo.
El llamado de la CEH resalta la urgencia de acciones concretas y solidarias para enfrentar una de las peores crisis humanitarias que atraviesa Haití, agravada por la violencia pandillera y la inacción gubernamental.