El republicano Jim Jordan fracasó este viernes por tercera vez en su intento por liderar la Cámara Baja de Estados Unidos, de nuevo por el boicot de compañeros de su mismo partido, informó la Agencia EFE.
Los conservadores tienen la mayoría en ese hemiciclo, con 221 escaños, y Jordan necesitaba 214 votos para hacerse con el puesto de "speaker", tal y como se conoce en inglés, pero solo obtuvo 194 votos.
El martes, el conservador consiguió 200 votos y un día después 199, tras el rechazo de una veintena de republicanos opuestos a que un representante del ala más radical del partido, aliado del expresidente Donald Trump, consiga el liderazgo.
La Cámara Baja lleva más de dos semanas sin presidente, después de que el anterior, el también conservador Kevin McCarthy, fue destituido tras una moción en su contra presentada por el radical Matt Gaetz, de su propio partido, que sí apoya a Jordan.
La falta de consenso en torno a Jordan hizo que este jueves se filtrara en un primer momento la posibilidad de dar más poderes al actual presidente interino, Patrick McHenry, designado con McCarthy, para que esa asamblea legislativa pueda seguir funcionando por completo y apoyando nuevas resoluciones y proyectos de ley.
Con esa propuesta Jordan retiraba temporalmente su candidatura, hasta enero, para seguir recabando apoyos hasta entonces. Pero tras una encendida reunión interna del partido, éste decidió seguir adelante e intentarlo una tercera vez, sin esperar.
En el bando demócrata aspira al puesto el líder de la minoría, Hakeem Jeffries, que en las dos votaciones anteriores logró todo el apoyo de los suyos, con 212 votos a su favor.
La Cámara Baja sigue bloqueada en un momento en que todavía se deben aprobar los presupuestos para el actual año fiscal y en que el presidente estadounidense, Joe Biden, acaba de pedir al Congreso aprobar una partida de más de 100.000 millones de dólares que incluye una ayuda de 14.300 millones para Israel y un nuevo paquete para Ucrania por 61.400.
El pasado enero, a McCarthy le costó 15 intentos hacerse con el liderazgo, de nuevo por el boicot interno, y su corto mandato se vio debilitado por las presiones del ala más radical, que le reprochaban una gestión ineficiente y concesiones a los demócratas.