En la historia reciente del sistema judicial estadounidense, pocos casos han capturado la atención pública como el de Lyle y Erik Menéndez, dos hermanos acusados del asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, en 1989. La violencia del crimen, el contexto de lujo y privilegio en el que ocurrió, y las alegaciones de abuso familiar presentadas por la defensa, convirtieron el juicio en un espectáculo mediático que aún resuena décadas después.
En el segundo juicio, celebrado en 1994 tras el fracaso del primer proceso para alcanzar un veredicto unánime, el enfoque se centró en reforzar las pruebas de la fiscalía contra los hermanos y demostrar un intento deliberado de obstrucción de la justicia. En el centro de esta controversia apareció Traci Baker, exnovia de Lyle Menéndez, cuyo testimonio sobre un supuesto intento de envenenamiento por parte de Kitty Menéndez generó nuevas preguntas sobre la veracidad de sus declaraciones.
El caso tomó un giro dramático cuando surgió una carta manuscrita de Lyle Menéndez dirigida a Baker. En ella, Lyle le habría dado instrucciones detalladas para construir su relato sobre el envenenamiento, incluyendo la indicación de que “decidiremos más tarde qué fecha ocurrió este incidente”. Esta evidencia se presentó como una pieza clave para demostrar que Lyle no solo buscaba manipular la percepción pública de los hechos, sino también influir directamente en el testimonio de los testigos.
En el prolongado y mediático caso de los hermanos Menéndez, una carta escrita por Lyle Menéndez a su exnovia Traci Baker se convirtió en el centro de una batalla legal que reveló presuntos intentos de manipulación de testigos y obstrucción de la justicia. Este episodio, ocurrido durante el segundo juicio por el asesinato de los padres de Lyle y Erik Menéndez en 1994, marcó un punto crucial en los esfuerzos de la fiscalía por demostrar la culpabilidad de los acusados.
En el juicio, Baker declaró que Kitty Menéndez pudo haber intentado envenenar a su familia, una declaración que atrajo la atención de la defensa y la fiscalía por igual. Sin embargo, la carta escrita por Lyle Menéndez, donde él mismo detallaba cómo Baker debía presentar esta historia, incluyó instrucciones explícitas para ajustar los detalles del relato, como el momento exacto en que habría ocurrido el supuesto intento de envenenamiento.
Esta revelación se convirtió en un eje crucial para la fiscalía, que argumentó que la correspondencia era una prueba clara de un intento de manipulación del testimonio. Según los fiscales, esto reforzaba su teoría de que los hermanos Menéndez no solo eran culpables de asesinato, sino que también intentaban socavar el sistema judicial al fabricar pruebas narrativas y presionar a testigos clave.
En 1989, el asesinato de José y Kitty Menéndez en su mansión de Beverly Hills conmocionó a Estados Unidos. El hallazgo de que sus hijos, Lyle y Erik Menéndez, eran los responsables, según las investigaciones, sumió el caso en un entramado de juicios mediáticos, argumentos de abuso familiar y una narrativa que dividió a la opinión pública.
El primer juicio, celebrado a principios de los años 90, concluyó sin un veredicto unánime, lo que llevó a una nueva fase procesal en 1994. Durante este segundo juicio, los fiscales David Conn y Carol Najera buscaban no solo reforzar las acusaciones de asesinato premeditado, sino también destapar intentos de los hermanos por encubrir sus crímenes.
Traci Baker, exnovia de Lyle Menéndez, había testificado en el primer juicio como testigo de la defensa. Sin embargo, en el segundo proceso, la fiscalía planteó dudas sobre su neutralidad al descubrir una carta escrita por Lyle que, según alegaban, contenía instrucciones para que Baker falseara su testimonio.
La carta fue identificada como una pieza potencialmente incriminatoria. La fiscalía argumentó que Lyle estaba utilizando su relación pasada con Baker para manipular su declaración, un acto que, de confirmarse, representaría un intento directo de obstrucción de la justicia.
El conflicto escaló cuando las autoridades intentaron recuperar la carta. Traci Baker, citada a testificar ante el gran jurado, fue instruida a entregar cualquier correspondencia de Lyle Menéndez en su poder. Sin embargo, Baker declaró que había entregado la carta a su abogado, Paul Gabbert, quien intentó anular la orden de entrega argumentando que se violaban los derechos de su clienta. Este recurso fue rechazado.
La fiscalía consiguió entonces una orden de registro para requisar la carta directamente de Gabbert. En un procedimiento inusual, el abogado fue registrado por un “maestro especial” mientras Baker testificaba ante el gran jurado. Durante el registro, Gabbert entregó dos de las tres páginas de la carta, cuyo contenido exacto no fue revelado en su totalidad en el juicio, pero que la fiscalía presentó como evidencia de instrucción para testificar falsamente.
El registro simultáneo de Gabbert y la comparecencia de Baker ante el gran jurado provocaron tensiones legales. Baker intentó en varias ocasiones consultar con su abogado antes de responder a las preguntas de la fiscalía. Sin embargo, debido al registro en curso, Gabbert no estuvo disponible, lo que llevó a Baker a invocar repetidamente la Quinta Enmienda, negándose a responder preguntas sobre su relación con Lyle Menéndez y el contenido de la carta.
Este episodio generó críticas sobre la estrategia de la fiscalía. Gabbert presentó una demanda posterior argumentando que los fiscales violaron su derecho a ejercer su profesión al programar el registro para interferir con su capacidad de asesorar a su clienta. Aunque la Corte Suprema desestimó estas acusaciones, el incidente subrayó las tensiones éticas y legales que rodearon al caso Menéndez.
Fuente: Infobae