Roger Waters, cofundador y miembro de Pink Floyd. / Victoria Jones/PA Images via Getty Images
Es una de las historias de confrontación más conocidas de la historia de la música. Roger Waters dejó Pink Floyd en 1985 y emprendió una batalla legal para intentar evitar que Gilmour y Mason siguieran usando el nombre de la banda. No tuvo éxito. Posteriormente, Waters ha lamentado en varias ocasiones haberse querellado contra los que fueran sus compañeros, e incluso hablaba en una reciente entrevista de sus intentos por volver a unirlospara reeditar en vinilo su álbum Animals de 1977. Evidentemente, sin éxito.
Ahora, la guerra sigue abierta entre los que fueran compañeros de la banda. Roger Waters ha acusado a Gilmour de mantenerle al margen en la web y las redes sociales de Pink Floyd.
“No hay nada sobre mí en la web. David Gilmour me ha prohibido el acceso al sitio web”, afirmó Waters en un vídeo publicado en su cuenta de Instagram. “David cree que le pertenece. Creo que piensa que porque dejé la banda en 1985 él es el dueño de Pink Floyd, que él es Pink Floyd y que soy irrelevante y debería mantener la boca cerrada“, agregó.
También recuerda Waters ese capítulo de acercamiento que intentó para superar sus desaveniencias. “Hace un año, convoqué una especie de Camp David para los miembros sobrevivientes de Pink Floyd en un hotel de un aeropuerto de Londres, donde propuse todo tipo de medidas para superar este terrible punto muerto y la situación difícil en que nos encontramos, pero lamento decir que no dio fruto”, contó.
El vocalista quiere formar parte de esa comunidad de 30 millones de personas que, según él, están suscritos a la web, además de los más de tres millones de seguidores que tiene la cuenta de Pink Floyd en Twitter.