Según los médicos que lo atienden, Lula podría recibir el alta y regresar a Brasilia la próxima semana, probablemente el lunes o el martes. Ayer salió de cuidados intensivos y se difundió un video en el que paseaba por los pasillos del hospital junto a su esposa Rosangela Silva, llamada Janja, y uno de sus médicos.
“Agradezco todas las oraciones y palabras de consuelo que he recibido. Estoy firme y fuerte”, dijo el presidente en los subtítulos que acompañan al video. Lula, de 79 años, había sido operado de urgencia en la noche del lunes al martes pasado después de que una resonancia magnética revelara un derrame intracraneal tras un accidente doméstico ocurrido el 19 de octubre, en el que el presidente se golpeó violentamente la nuca al caerse en casa.
El jueves, Lula fue sometido a otra operación para reducir el riesgo de nuevas hemorragias. “La operación fue un éxito, el presidente está despierto y hablando”, dijo a la prensa el médico Roberto Kalil a las puertas del Hospital Sirio Libanés de San Pablo, donde está internado Lula.
Según el ministro de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha, aunque se recupere de dos cirugías consecutivas, el presidente sigue ejerciendo sus funciones presidenciales digitalmente, firmando decretos y manteniendo el ritmo de trabajo. Lula ha optado por no ser sustituido por su adjunto, Geraldo Alckmin, como prevé la Constitución, que, sin embargo, es ambigua en este punto. La carta magna brasileña prevé que el adjunto sustituya al presidente en caso de “impedimento”, pero no define las situaciones de salud que convierten al presidente en “impedido”.
Muchos vieron en la decisión de Lula de mantener sus funciones el temor de su Partido de los Trabajadores (PT) de hacer entrar a Alckmin, que había condenado repetidamente la corrupción de Lula y su partido durante la operación Lava Jato. Además, según el sitio de noticias Metrópoles, algunos aliados políticos de Lula criticaron la comunicación sobre el curso médico del presidente hecha por su entorno.
“La evaluación es que el estilo de divulgación ‘gota a gota’ terminó dando a la sociedad la impresión de que la condición del Presidente de la República era más grave de lo que realmente es”, escribe Metrópoles. Brasil aún tiene vivos en su memoria la enfermedad del Presidente Tancredo Neves y una famosa foto suya de marzo de 1985, en la que aparecía con sus médicos para tranquilizar a la población sobre su estado de salud. Tres horas después de tomarse la foto, Neves sufrió una hemorragia y murió un mes después.
Fuente: Infobae