El presidente de Francia, Emmanuel Macron, aseguró este martes que nombrará a un nuevo primer ministro en las próximas 48 horas como medida para resolver la actual crisis política.
Sin embargo, no se ha revelado si el designado provendrá de la izquierda o del centroderecha.
Macron organizó una reunión en el Palacio del Elíseo con los partidos del llamado "arco republicano", excluyendo a la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, el partido más votado, y a La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, la tercera fuerza parlamentaria.
Marine Tondelier, líder de los Ecologistas, declaró a la prensa tras el encuentro: “Él (Macron) se ha comprometido a nombrar un primer ministro en las próximas 48 horas”.
Tondelier ha asegurado no tener pistas sobre si el jefe de gobierno será de izquierdas o de centroderecha, y ha defendido que si este sale de las filas de la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP) respetarán el debate parlamentario y no aprobarán medidas sin votación en las cámaras a través del controvertido artículo 49.3 de la Constitución.
En cualquier caso, Tondelier ha lamentado que «el campo presidencial no haya cambiado ni una coma en su postura», lo que puede alejar eventuales consensos para formar un Gobierno que dure al menos 10 meses, hasta que constitucionalmente puedan celebrarse nuevas legislativas.
Menos sombrío que el líder ecologista ha sido el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, quien ha tildado la reunión de hoy de «interesante» porque ha servido para «constatar dónde están los puntos de vista de cada uno».
«Quizá haya una pista de aterrizaje para un método nuevo que permita al Parlamento recuperar todos sus derechos», ha sostenido.
Faure ha sido muy criticado por LFI de Jean-Luc Mélenchon, su principal socio en la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP), por haber tendido la mano a los macronistas y a los conservadores de Los Republicanos (LR).
Los 66 diputados socialistas, y en menor medida los 38 de los Verdes, son esenciales si Macron quiere un nuevo Gobierno que pueda sobrevivir en una Asamblea Nacional fracturada en tres bloques muy similares en número de escaños (izquierda, macronistas y ultraderecha) y en principio irreconciliables.
De parte de la derecha del LR, su líder parlamentario, Laurent Wauquiez, ha dado la sensación de poner más trabas que los socialistas, seis días después de que Michel Barnier, barón del LR, dimitiese como primer ministro debido a la moción de censura que sufrió en la Asamblea Nacional con los votos de la izquierda y del RN.
«No negociaremos un contrato de gobierno con quienes no tienen nuestros mismos valores (…) nuestra misma visión de Francia en áreas como el poder adquisitivo, el mercado laboral, el asistencialismo, la inmigración», ha asegurado ante los periodistas Wauquiez, que cuenta con 47 escaños.
Tras haber tenido a tres primeros ministros en 11 meses, Macron busca algo de estabilidad con un Ejecutivo que dure al menos hasta bien entrado el verano de 2025, que es cuando constitucionalmente se pueden convocar nuevas elecciones legislativas.
Excluida de las negociaciones a pesar de ser el primer partido de Francia en número de votos tanto en las legislativas anticipadas de julio (11 millones de votantes) y en las europeas, Marine Le Pen ha lanzado un aviso indirecto a Macron, quien es el encargado en nombrar a un jefe de gobierno.
«El nuevo primer ministro deberá respetar al conjunto de las fuerzas políticas de la Asamblea Nacional y construir un presupuesto que tenga en cuenta sus líneas rojas. Hay que preservar el poder adquisitivo de los franceses y ahorrar en el tren de vida del Estado», ha afirmado Le Pen.