Miley Cyrus de Disney a Metallica; conozca su emancipación

Madrid. – Hasta su madurez artística, refrendada a sus 30 años por figuras de prestigio como Dolly Parton, Metallica o Stevie Nicks y un nuevo disco que publica hoy, Miley Cyrus ha logrado forjar una identidad propia y trascender una buena lista de lastres y etiquetas, como la de “chica Disney”.

Buena prueba de todo ello es su más reciente sencillo, “Flowers”, no solo porque sea el actual número 1 mundial y la canción que, con solo 49 días, más rápido en la historia ha conseguido superar los 600 millones de reproducciones en Spotify, sino por transformar una dolorosa ruptura en un himno de independencia sentimental.

Aún no se había tipificado el concepto de “nepobaby”, pero una de las primeras losas que hubo de soportar la artista nacida Destiny Hope (Franklin, 1992) fue precisamente la de su camino más corto hacia la fama como ahijada de Dolly Parton e hija de la estrella del “country” Billy Ray Cyrus, el del “Achy Breaky Heart” que años después popularizó en español Coyote Dax como “No rompas más”.

Promesa

Cierto es que, con ese respaldo y experiencia familiar, la joven promesa contó con un representante audaz pero, al menos según la versión oficial, fueron sus aptitudes las que consiguieron imponerse a más de 1.000 aspirantes para alcanzar su primer gran éxito y uno de los mayores hitos comerciales de los primeros años 2000, la serie infantil “Hannah Montana”.

Por aquel entonces Disney buscaba explotar aún más una fórmula que les había funcionado con la previa “Lizzie McGuire” y Hilary Duff: construir sinergias empresariales entre una producción de TV como escaparate de temas musicales que su protagonista podría interpretar luego en conciertos reales.

Aquello dio lugar a cuatro temporadas y una película con una trama exitosa pero inverosímil más allá del prisma infantil, la de una chica capaz de ocultar a casi todo su entorno su identidad como superestrella de la música con una simple peluca, de ahí la sintonía “Best Of Both Worlds”, que ha logrado perdurar como una especie de broma tolerada colectivamente que celebra una época de ingenuidad.

De aquella etapa son dignos de destacar su balada aspiracional “The Climb” y el éxito que podía aunar a jóvenes y adultos en una barbacoa del 4 de julio, “Party In The USA”, de alguna forma el canto de cisne de aquella etapa de candidez.

Matar a Hannah Montana

Su golpe en la mesa lo dio en 2010 con un disco que suponía una evolución musical hacia ritmos más agresivos, con una portada sensual y un título, “Can’t Be Tamed” (“Imposible de domar”, en español), que constituían una primera declaración de intenciones.

Aún se recuerdan las crónicas del Rock in Rio de Madrid de aquel mismo año y las miradas horrorizadas de miles de padres que llevaron a sus hijos a disfrutar de la supuesta jornada familiar en la que la artista, por sorpresa, “mató” simbólicamente a Hannah Montana con su estética encuerada y una actitud muy provocadora.

Tras echar el cierre real a la serie en 2011 dedicó los siguientes años a derribar sus cimientos, no en vano el primer gran “hit” de su nueva era fue “Wrecking Ball”, en el que se presentaba desnuda y a horcajadas de una bola de demolición, después de que en el sencillo previo, “We Can’t Stop”, impactara con un videoclip de movimientos procaces que celebraba los efectos del éxtasis.

Con el disco “Bangerz” (2013) y su nuevo personaje consiguió por fin acaparar la atención mediática. Sin prisas, tocaba ahora demostrar que había base para la confianza más allá del titular fácil con directos como el de los Europe Music Awards de MTV 2013 en el que emocionó con “Wrecking Ball” (poco antes de simular que fumaba marihuana en pleno escenario).

Miley Cyrus: Artista atrevida y versátil

Varios ingredientes se combinaron para resultar en una artista diferente: por un lado, el poso “country” que corría por sus venas en fabulosas versiones como el “Jolene” de su madrina, su primera gran valedora; por otro, su voz fue curtiéndose en graves hacia uno de los timbres más reconocibles del panorama musical que le permitían saltar sin problemas también del pop al rock.

Su versatilidad, sumada a su curiosidad artística, resultaron en discos siguientes irregulares pero siempre interesantes en los que encontró inesperados aliados, como el nada comercial “Miley Cyrus & Her Dead Petz” (2015) junto a The Flaming Lips, con el que frenó en seco y de manera consciente la continuidad comercial de “Bangerz”.

Convirtió en una forma de vida la alternancia desprejuiciada entre bombazos y aventuras musicales (intergeneracionales muchas de ellas), saltando de RuPaul (“Cattitude”) a Mark Ronson (“Nothing Breaks Like a Heart”).

Fuente: EFE