Una jueza federal de Manhattan, Laura Taylor Swain, declaró a la ciudad de Nueva York en desacato por no abordar la violencia y brutalidad en sus cárceles, especialmente en Rikers Island.
La decisión resalta el peligro inconstitucional al que se exponen los encarcelados debido a la falta de medidas adecuadas de seguridad y supervisión.
Swain criticó que la ciudad no cumplió con 18 disposiciones judiciales relacionadas con la seguridad, el personal, el uso de la fuerza y la protección de los jóvenes detenidos.
Esta situación ha empeorado en los últimos nueve años, a pesar de los esfuerzos anteriores para resolver las acusaciones de abuso.
El fallo pone a Rikers Island al borde de una posible intervención federal debido a la incapacidad de las autoridades locales para implementar las reformas necesarias.