En su tradicional discurso de inicio de año ante los embajadores acreditados en la Santa Sede, el papa Francisco hizo un llamado al respeto de los derechos humanos en Venezuela, incluyendo los de quienes han sido detenidos en los últimos meses, y abogó por el fin de la violencia y el inicio de negociaciones que prioricen el bien común del país.
Debido a un resfriado, el pontífice delegó la lectura del extenso discurso a un colaborador, en el cual destacó la crisis política venezolana y subrayó que su resolución depende de una adhesión sincera a valores como la verdad, justicia, libertad, y respeto a la dignidad humana.
Francisco también expresó preocupación por Bolivia, que enfrenta una compleja crisis política, social y económica, y por Colombia, deseando que el país pueda superar los conflictos que lo han afectado por décadas.
En el caso de Nicaragua, el papa pidió que se respete la libertad religiosa y los derechos fundamentales tras medidas represivas contra miembros de la Iglesia, incluyendo arrestos y expulsiones de religiosos.
La jornada coincidió con nuevas movilizaciones opositoras en Venezuela, encabezadas por la líder María Corina Machado, en rechazo al régimen de Nicolás Maduro y sus intentos de mantenerse en el poder. Las protestas han sido calificadas como históricas, mientras el oficialismo responde con concentraciones en apoyo a Maduro.