Una investigadora ha realizado un experimento sobre sí misma para saber si hacer deporte intenso con mascarilla puede ser peligroso.
Después de tres meses de estado de alarma en España, nuestra vida ya no es la misma. El coronavirus y la llamada nueva normalidad han inundado nuestro día a día. Ya no podemos salir sin mascarilla, debemos mantener mínimo 1,5 metros de distancia con los demás y ni siquiera se recomiendan los abrazos. Eso sí, también ha devuelto la higiene de manos a nuestras vidas. Pero, entre las preguntas que plantea esta nueva normalidad hay una que sobre sale: ¿debería llevar mascarilla para hacer deporte?
Al hacer deporte respiramos más rápido y, por tanto, el riesgo de transmisión de la enfermedad que causa el SARS-CoV-2 es mayor. De hecho, este es uno de los motivos por los que ante corredores en la calle o entre ciclistas, u otros deportistas, se debe mantener una distancia todavía mayor a la de 1,5 metros recomendados. Se ha dicho que más de dos metros. Esto siempre que no se use mascarilla, claro.
El problema es cuando se le añade una mascarilla a un ejercicio intenso, como puede ser correr o ir en bicicleta. ¿Es peligroso llevarla? Pues según apunta Lidsay Bottoms, experta en ejercicio y fisiología de la salud en Universidad de Hertfordshire, en The Conversations puede serlo. Por tanto, deporte y mascarillas no parecen son buenas compañeras. O, al menos, según el pequeño experimento que ha llevado a cabo Bottoms. Aunque apunta que son necesarios más investigaciones.
“Cuando hacemos ejercicio intenso, nuestros músculos producen ácido láctico, lo que causa esa sensación de ardor. Luego se convierte en dióxido de carbono y se exhala. Pero, ¿qué sucede si el dióxido de carbono queda atrapado por la mascarilla? A medida que pasa del ejercicio moderado al intenso, es posible que vuelva a respirar dióxido de carbono, lo que puede reducir la función cognitiva y aumentar la frecuencia respiratoria”, indica Bottoms. “También puede haber menos oxígeno en el aire reciclado, lo que podría imitar el ejercicio en altitudes más altas. Por lo tanto, es importante que comprendamos mejor las limitaciones del ejercicio intenso con mascarilla”, añade.
Esto no tiene por qué pasar en todos los deportes, por supuesto. De hecho, es más probable que suceda en actividades que ya de por sí llevan máscara o que son muy intensos. Pero todavía no podemos saberlo.
Bottoms experimentó sobre sí misma para entender mejor este problema: “Corrí en una cinta de correr a 10 km/h (6.2 mph) durante tres minutos para reflejar la intensidad y la duración de la esgrima. Lo hice con un kit de esgrima completo, con y sin una mascarilla de tela debajo de mi máscara de esgrima. Utilicé un analizador de gases portátil y lo adapté para medir la concentración de gases que se inhalan y exhalan”, indica la experta.
“La concentración de oxígeno en la atmósfera es de alrededor del 21% al nivel del mar. Cuando corría en la cinta con solo la máscara de esgrima, la concentración de oxígeno era de alrededor del 19,5 por ciento. Esto sería equivalente a hacer ejercicio a 600 metros (aproximadamente 1,968 pies) sobre el nivel del mar. Pero al usar una mascarilla debajo de la máscara de esgrima redujo mi nivel de oxígeno a alrededor del 17%, el equivalente a hacer ejercicio a 1.500 metros (4,921 pies).
Ante estos datos, Bottoms explica que “cualquier disminución adicional en la concentración de oxígeno, al hacer deporte durante más tiempo, tendría un gran efecto en las respuestas fisiológicas al ejercicio, causando síntomas de mal de altura como mareos o dolor de cabeza”, apunta. Sobre el tema del dióxido de carbono, la experta registró que “cuando se ejercita solo con la máscara de esgrima, permanece por debajo del 1%”. Mientras que con la mascarilla puesta “se triplicó al 3%”.
Bottoms apunta que “antes de hacer recomendaciones para usar una mascarilla al hacer deporte, es importante que se realicen más investigaciones en más de una persona“. Esta es la única forma de tener más datos sobre los niveles de dióxido de carbono y los de oxígeno.
Porque aunque el experimento de Bottoms es muy interesante, hay que tener en cuenta que más investigaciones van a ser necesarias. Y este es el momento. Sobre todo ahora, con la vuelta a los gimnasios, que además son un espacio cerrado.