Infobae.— La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y su Comisión de Alto Nivel sobre Salud Mental y COVID-19 lanzaron un informe llamado “Una nueva agenda para la salud mental en la Región de las Américas”, que analiza la situación y ofrece recomendaciones para mejorar la salud mental de la población, la que se vio gravemente afectada por la pandemia de covid-19.
Asimismo, las estadísticas de la agencia sanitaria panamericana indicó que 8 de cada 10 personas con una enfermedad mental grave no reciben tratamiento en la región. El doctor Jarbas Barbosa, director de la OPS, destacó que esta falta de acceso a la atención se debe a diversos factores previos a la pandemia, entre ellos: la escasa inversión en el área.
1. Elevar la salud mental a nivel nacional y supranacional. Definir la salud mental como una prioridad para el desarrollo nacional, incluir la salud mental en la cobertura universal de salud, y formar asociaciones y alianzas estratégicas para abogar por la salud
2. Además, integrar la salud mental en todas las políticas. Promover la integración de la salud mental en todas las esferas de la salud, así como en todos los sectores y en la respuesta a emergencias y desastres.
3. A su vez, aumentar la cantidad y mejorar la calidad del financiamiento para la salud mental. La OPS sugiere cómo movilizar más fondos con este fin y de asignarlos de una manera más eficiente y equitativa.
4. Garantizar los derechos humanos de las personas con problemas de salud mental. Impulsar leyes y políticas, la transición de los servicios de las instituciones psiquiátricas a la atención comunitaria y el aumento de la capacidad en materia de derechos humanos en todos los sectores.
5. Por último, fortalecer la prevención del suicidio. La agencia panamericana proporciona orientación concreta sobre estrategias basadas en la evidencia para prevenir el suicidio y sus factores de riesgo mediante la formulación de estrategias nacionales de prevención, la promoción de políticas públicas sobre la reducción de los medios de suicidio y del consumo de alcohol, y el aumento de la capacidad para responder a las lesiones autoinfligidas y el suicidio.