La capital de Cuba estaba paralizada en gran medida el lunes y el resto de la isla se preparaba para la cuarta noche de un apagón masivo que ha generado un puñado de pequeñas protestas y una severa advertencia del régimen de que cualquier disturbio será castigado.
El huracán Oscar atravesaba la costa oriental de la isla con vientos y fuertes lluvias tras una noche en la que se produjeron protestas de varias decenas de personas en barrios urbanos como Santos Suárez y el centro de La Habana.
Algunos golpeaban cacerolas en las calles, mientras otros se manifestaban desde sus balcones. Los manifestantes que dijeron no tener agua bloquearon al menos una calle con basura.
El régimen cubano tiene poca tolerancia con la desobediencia civil y el dictador Miguel Díaz-Canel advirtió el domingo en la televisión nacional que “no vamos a permitir ningún vandalismo, ni que nadie perturbe la tranquilidad de la gente”.
El prolongado apagón en todo el país siguió a un apagón masivo el jueves por la noche, parte de los problemas energéticos que llevaron a las mayores protestas en Cuba en casi 30 años, en julio de 2021. Esas fueron seguidas por protestas locales más pequeñas en octubre de 2022 y marzo de 2024.