Se cumplen cinco años de la llegada de Tatis Jr. a los Padres

SAN DIEGO – Cuesta creer que han pasado cinco años.

Cinco años desde que alguien le pasó un celular a Fernando Tatis Jr. con el gerente general de los Padres, A.J. Preller en la línea, lo cual hizo que el dominicano se preguntara si alguien le estaba haciendo una broma.

Cinco años desde que Wil Myers se quedó mirando el casillero vacío de James Shields en el clubhouse del Petco Park y se preguntó, “¿Un muchachito de 17 años? Jamás lo voy a conocer”.

Cinco años desde que Preller tomó lo que caracterizó como “un riesgo” al adquirir a un jugador de 17 años que en ese momento no había disputado ni un partido a nivel profesional, pero que parecía tener madera para ser un campocorto bastante bueno algún día.

“El tiempo pasa volando”, dijo Tatis el jueves por la noche, momentos después de que prácticamente él mismo venciera a los Mets. “Es maravilloso ser un Padre. Es una fecha que vamos a celebrar con alegría”.

Luego agregó:

“A.J. especialmente”.

De hecho, una actitud arriesgada ha definido a Preller durante el ejercicio de su cargo, pero ninguno de sus movimientos ha sido mejor que éste. Probablemente ninguno lo supere.

El 4 de junio del 2016, Preller envió a James Shields y una buena parte del salario del serpentinero a los Medias Blancas a cambio del derecho Erik Johnson (quien lanzó en cuatro partidos por los Padres, con efectividad de 9.15) y Tatis, cuya llegada fue algo misteriosa, ya que no se encontraba entre los mejores prospectos de Chicago.

“Pensé que estaba bromeando”, dijo Tatis. “Pensé que estaban jugando conmigo, porque nunca me imaginé que iba a ser cambiado tan rápido, especialmente siendo un jugador que acababa de firmar en Latinoamérica y recién llegaba a los Estados Unidos sin haber jugado ni un partido profesional. Recuerdo que me dieron el teléfono, y era A.J. Me dijo, ‘Oye, vienes a los Padres’, y me dije, ‘Wow. Bueno”.

En ese momento, la transacción fue considerada justa. A corto plazo, Shields podía ayudar a los Medias Blancas, que buscaban ganar terreno en la División Central de la Liga Americana. A la larga, Johnson podía afianzarse en la parte trasera de la rotación de los Padres. Y si todo salía bien, Tatis se perfilaba como la respuesta para las paradas cortas que San Diego venía buscando durante la mayor parte de una década.

Pero aun cuando los Padres mandaban a un escucha tras otro al campamento de los Medias Blancas y recibían informes deslumbrantes, los funcionarios del equipo jamás imaginaron lo que había sucedido.

“Cuando tu gerente general viene y te dice, ‘Creo que este cambio tiene lógica para nosotros’, hacemos algunas preguntas”, señaló el presidente de los Padres, Peter Seidler, en febrero, luego de que Tatis firmara una extensión récord de 14 años. “Ha demostrado que acierta más que se equivoca. Pero, no vino a decir, ‘He encontrado el próximo rostro del béisbol”.

Se puede argumentar que Tatis ha sido justo eso desde que fue convocado a las Grandes Ligas en el 2019. Batea .301/.375/.608 con 56 jonrones y 39 bases robadas en sus primeros 183 encuentros. Juega con una alegría y pasión desbordadas, desafiando las reglas no escritas y dándole vida a una franquicia.

Los Padres son legítimos contendientes para llegar a la Serie Mundial, ya que llegaron al viernes con el segundo mejor récord de la Liga Nacional. Es difícil exagerar lo distintas que eran las cosas en San Diego hace cinco años.

Las adquisiciones fallidas de Preller antes de la temporada del 2015 dejaron a los Padres con un roster débil, una finca mediocre y demasiados veteranos caros. Cuando terminó dicha campaña, la gerencia trazó un plan para una renovación.

Comenzó con una reconstrucción de la finca y la adquisición de jugadores que no rendirían dividendos por tres o cuatro años. En efecto, dentro de dos años, los Padres tenían el mejor sistema de liga menor del béisbol.

San Diego suplementó esa finca con agentes libres de lujo como Manny Machado y Eric Hosmer, y luego utilizó piezas de ese sistema para adquirir a piezas claves como Yu Darvish, Joe Musgrove y Blake Snell.

En aquel entonces, los Padres no eran un equipo de mucho “arrastre”. Ahora quizás sean el club más emocionante de las Mayores. De muchas maneras, la adquisición de Tatis fue la primera pieza de dominó que cayó.

“Esa llamada me cambió la vida”, expresó Tatis.

Y cambió muchas cosas también, incluyendo el destino de una franquicia y el panorama de todo un deporte.