El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que su administración comenzará con una serie de aranceles sobre productos importados de China, Canadá y México.
La medida, que podría entrar en vigor a partir del 20 de enero de 2025, ha generado gran preocupación en los mercados internacionales, pues afectaría una gran variedad de productos de estos países, que son algunos de los principales socios comerciales de EE. UU.
Trump ha propuesto un gravamen del 25% sobre las importaciones provenientes de Canadá y México, lo que afectaría a una amplia gama de productos, desde alimentos hasta productos manufacturados.
Entre los productos que podrían verse afectados por esta medida se incluyen automóviles, maquinaria, productos agrícolas, textiles, y productos electrónicos, entre otros.
Este incremento en los aranceles podría elevar los costos de muchos productos que actualmente se importan de estos dos países, impactando tanto a consumidores como a empresas de EE. UU.
Además de las amenazas a Canadá y México, Trump ha anunciado que impondrá un arancel adicional del 10% sobre los productos importados desde China. Los productos más afectados por esta medida podrían ser electrónicos, maquinaria, textiles, juguetes y productos de consumo masivo.
La relación comercial entre EE. UU. y China ha sido tensa durante años, y este anuncio parece ser una continuación de la política de confrontación arancelaria que Trump ha mantenido durante su primer mandato.
Según Trump, esta decisión se enmarca dentro de su estrategia para abordar dos problemas clave: el flujo de migrantes hacia EE. UU. y el tráfico de drogas, particularmente el fentanilo.
El presidente electo ha señalado que México y Canadá deben hacer más para detener estos problemas, y la amenaza de los aranceles sería una forma de presionar a estos países para que actúen de manera más decisiva.
La noticia de los nuevos aranceles ha provocado una rápida respuesta de los gobiernos de México, Canadá y China. El presidente de México, Claudia Sheinbaum, expresó que su país no respondería a amenazas, sino que buscaría una solución cooperativa.
Por su parte, Canadá ha indicado su disposición a negociar, aunque también se ha mostrado firme en la defensa de sus intereses comerciales. China, por su parte, advirtió que una guerra comercial no beneficiaría a ninguna de las partes involucradas.
Los economistas advierten que la imposición de estos aranceles podría tener repercusiones negativas en la economía estadounidense, al elevar los precios de una gran cantidad de productos importados.
En particular, sectores como la industria automotriz, la electrónica y los productos alimenticios podrían enfrentar incrementos significativos en los costos de producción y distribución. Estos aumentos, a su vez, podrían reflejarse en el costo de vida para los consumidores estadounidenses.
Además, las posibles represalias por parte de México, Canadá y China podrían generar un efecto dominó que afectaría a otras economías del mundo, ya que muchos de estos países también son actores clave en el comercio global.