Donald Trump afirmó que le hicieron "trampas" en las elecciones presidenciales estadounidenses, utilizando las irregularidades constatadas por las autoridades como respaldo para su afirmación.
El candidato republicano sugiere que podría negarse a reconocer su derrota si pierde, como ocurrió en 2020, y se niega sistemáticamente a comprometerse a aceptar el resultado de los comicios.
El miércoles, Trump denunció "trampas" a "una escala nunca vista antes" en Pensilvania, un estado clave para las elecciones del próximo martes. Un día antes, hizo declaraciones en redes sociales sobre "cosas muy feas" que ocurren en ese estado y solicitó a la policía que realice su trabajo sin tardanza.
Además, el viernes, las autoridades judiciales de un condado de Pensilvania anunciaron la apertura de una investigación sobre un lote de 2.500 solicitudes de inscripción electoral con información de identidad incorrecta.
Se están haciendo verificaciones en otros condados, según la prensa local.
Trump, empatado con la vicepresidenta Kamala Harris en las encuestas, quiere “utilizar su estrategia habitual, donde crea el caos y aviva las divisiones y el miedo”, acusó el martes Josh Shapiro, el gobernador demócrata de Pensilvania, en declaraciones en la CNN.
El incidente también provocó la proliferación de informaciones y vídeos inexactos en las redes sociales, advirtieron las autoridades locales encargadas de supervisar el escrutinio.
“En las últimas 24 horas, hemos visto varios vídeos compartidos numerosas veces en línea que carecían de contexto o eran inexactos, lo que dio lugar a falsas narrativas (…) Es esencial que los votantes obtengan su información de fuentes fiables”, dijo el secretario de Estado de Pensilvania, Al Schmidt, en una reunión informativa diaria.
“La difusión de vídeos y otras informaciones que carecen de contexto, el intercambio de medias verdades en las redes sociales, e incluso de mentiras descaradas, son perjudiciales para nuestra democracia”, añadió.
El expresidente perdió este estado por solo 80.000 votos frente a Joe Biden en 2020.
El 6 de enero de 2021, partidarios de Trump, enardecidos por sus acusaciones de fraude, asaltaron el Capitolio para intentar impedir la certificación de la victoria de Biden.