La reciente caída del régimen de Bashar al Asad en Siria, que marcó el fin de casi 50 años de gobierno totalitario, desencadenó la liberación de varios lugares clave que permanecían bajo control del régimen.
Uno de los sitios más emblemáticos es la prisión de Saydnaya, conocida por su brutalidad y apodada «la prisión roja» o «el matadero humano» debido a las frecuentes ejecuciones que ocurrían allí.
Uno de los principales objetivos del grupo islamista Hayat Tahrir al Shams (HTS), que logró derrocar al gobierno de Al Asad en menos de dos semanas, ha sido liberar a los presos que permanecían encarcelados en este centro penitenciario.
Este lunes, el grupo de defensa civil sirio, los Cascos Blancos, anunció que está investigando los informes de sobrevivientes que han revelado la existencia de celdas subterráneas, previamente desconocidas.
El grupo informó a través de un artículo en la plataforma X que desplegó «cinco equipos de emergencia especializados» en la prisión para localizar a los detenidos en estos espacios antes de que la falta de ventilación cause muertes por asfixia.
Además, se pidió a los trabajadores penitenciarios del régimen de Bashar al Asad que entregaran los códigos de acceso a las puertas electrónicas de estas prisiones subterráneas.
Las autoridades locales señalan que no han podido abrirlas para liberar a «más de 100.000 detenidos que pueden verse en las cámaras de seguridad».
Pero los que han logrado salir, lo están celebrando.
Un grupo de hombres festejaba el domingo en el centro de Damasco, la capital siria, la caída de Al Assad porque el cambio de régimen los había salvado de ser ejecutados en Saydnaya.
«Ahora estamos en medio de Damasco. Juro por Dios que nuestra ejecución, junto con las de otras 54 personas, estaba prevista para hoy hace media hora. Gracias a Dios», le dijo a la BBC uno de los hombres, quien no se identificó.
Poco a poco se han comenzado a revelar algunos secretos de esta prisión, que fue construida en 1987 cerca de la localidad de Saydnaya -unos 30 kilómetros al noroeste de Damasco- y cubre un área de 1,4 kilómetros cuadrados.
Gobiernos internacionales y organizaciones de derechos humanos señalaron en reiteradas ocasiones que allí se cometían crímenes atroces como torturas y ejecuciones extrajudiciales de opositores al régimen de Al Assad, especialmente dentro del marco de la feroz guerra civil que vivió el país desde 2011.
Según la Asociación de Detenidos y Desaparecidos de la prisión de Saydnaya (Admsp, por sus siglas en inglés), que tiene su sede en Turquía, el caído régimen llevaba a cabo ejecuciones directas de presos al menos dos veces por semana.
Los detenidos eran trasladados desde su celda por la tarde, para ser ejecutados esa misma noche o al día siguiente.
Las ejecuciones directas se llevaban a cabo mediante ahorcamiento en salas designadas para este fin, además de otras muertes registradas como consecuencia de la tortura.
Pero no solo se trata de tortura y ejecuciones, sino de las condiciones generales en que vivían los reclusos, como por ejemplo las extremas condiciones de aislamiento que se imponían como castigo.
Pero el nombre de Saydnaya no atrajo la atención solo por la caída del régimen.
Desde hace varios años organizaciones de derechos humanos han denunciado los hechos de horror que ocurrían allí.
Es el caso de Amnistía Internacional, que calificó esta prisión como «un matadero humano» y una prisión donde «el estado sirio está masacrando silenciosamente a su gente».
El centro carcelario consta de dos edificios: el antiguo, llamado el edificio rojo, que fue designado para los detenidos políticos y de seguridad que se oponían al régimen gobernante, y el nuevo, conocido como el edificio blanco, para personas que dentro del gobierno cometen crímenes como corrupción u otros similares.
La misma Admsp señala que se trata de uno de los lugares «más secretos del mundo», donde muchas personas han desaparecido sin dejar rastro.
En un informe de 2022, la Admsp dijo que Saydnaya «se había convertido efectivamente en un campo de exterminio» después del inicio de la guerra civil.
La prisión fue construida en 1987. Se estima que miles de personas murieron bajo tortura en este lugar.
Se estima que más de 30.000 detenidos fueron ejecutados o murieron como resultado de torturas, falta de atención médica o inanición entre 2011 y 2018.
Citando relatos de los pocos reclusos liberados, la organización ha señalado que al menos otros 500 detenidos fueron ejecutados entre 2018 y 2021.
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El gobierno sirio siempre negó estas acusaciones y señaló que todas las ejecuciones habían sido hechas en el marco de la ley siria.
Y lo que ha hecho Hayat Tahrir al Shams, una vez depuesto Al Assad, es avanzar en la liberación de los presos de las cárceles bajo el control del régimen.
De hecho, fue lo primero que anunciaron: una vez se hizo pública la caída del gobernante, HTS informó sobre el «fin de la era de la tiranía en la prisión de Saydnaya».