Usar la antipolítica para hacer política; la contradicción a la que nos hemos sometido

En el imaginario de que exista la posibilidad de inscribirse a participar para una plaza electiva sin pertenecer a un partido, movimiento o agrupación política, la tendencia a inscribirse libremente serían (viendo experiencias extranjeras) posiblemente quienes vieron que tenían pocas posibilidades de pasar de una pre-candidatura a una candidatura oficial a lo interno de sus propios partidos o personas que de alguna manera se agenciarán costosas estructuras, muy probablemente, representantes de sectores empresariales, y como no, abriremos una brecha más grande para el uso de recursos provenientes de dudosos orígenes.

Todo vacío es ocupado por alguien o algo, porque aunque estemos en desacuerdo con algunos políticos, el país sigue funcionando bajo un Estado gobernado por quienes ganan procesos electorales pertenecientes a un partido político.

La famosa “sociedad civil” se ha convertido en los escuderos que amortiguan la decepción delante del Presidente Abinader. Pocos han quedado bien parados, sobre todo, quienes se han ocupado de funciones más técnicas y precisas, a diferencia de quienes ostentan cargos que requieren de conocimiento político, a pesar de que “politizar” algo se usa como una connotación negativa.

 Es evidente, como ya han manifestado varios estudiosos/as, que la experiencia y el prestigio que han tenido algunas personas en la “empresa privada” no ha servido de mucho en el manejo de la Cosa Pública, porque cometen errores, más aún, cuando abusan de la falta de humildad intelectual que les provoca tomar muy en serio el discurso de la antipolítica como política.

Hoy, figuras representantes del poderoso sector de la “sociedad civil”,no pueden presentar ningún logro trascendental. La situación de Bartolomé Pujols con jugosos contratos de alquileres para los .Gob, entre otros escándalos de licitaciones, Jochi Vicente detrás de la propuesta fallida y nefasta de la Reforma Fiscal, como también, de los artífices del estrepitoso endeudamiento del país, mientras que, Ángel Hernández llena al Ministerio de Educación de contratos millonarios directos con instituciones internacionales y grupos de interés del sector privado, disponiendo del dinero del 4% para la educación fuera de la ley de compras y contrataciones y las auditorías, todo esto frente a las narices, precisamente, del Director de Compras y Contrataciones del Estado, el Sr. Carlos Pimentel.

Del mismo modo el Ministerio de Medio Ambiente, no jugó el papel esperado bajo la administración de Miguel Ceara, mientras la electricidad se le ha entregado al Sr. Celso Marranzini que a su vez, funge de juez y parte de las empresas eléctricas del país.

Lo grande de la política, es que usted puede estudiar hasta ciencias políticas en la universidad, sin embargo, es probable que una persona de origen obrero, con vocación comunitaria y con activismo social, puede desarrollar mejores habilidades políticas que un catedrático universitario.

Todo este asunto de la antipolítica para hacer política viene tomando fuerza desde que se empezó a cambiar el orden social donde los/as políticos/as empezaron a meterse a empresarios y los/as empresarios/as a políticos/as, generando todo esta lucha por el poder que cada vez es más costosa y por defecto, más antidemocrática, porque excluye la vocación y las ideas, por el poder económico.