Lima, (EFE).- La presidenta de Perú, Dina Boluarte, afirmó este jueves que su renuncia al cargo, como piden algunos sectores afines a su antecesor Pedro Castillo, no resolvería la crisis política en el país y, más bien, generaría "anarquía" e impediría un proceso electoral transparente y ordenado.
En declaraciones a la Asociación de la Prensa Extranjera en el Perú (APEP), Boluarte se preguntó qué resolvería su renuncia, exigida por los manifestantes que desataron violentas protestas en el país a inicios de este mes, y respondió que se estaría "generando una anarquía en el país".
La jefa de Estado, que sucedió en el cargo al destituido presidente Castillo, reiteró que con su renuncia "no se resuelve absolutamente nada", pues con su permanencia en el Ejecutivo puede trabajar en "las reformas políticas para entregar un país ordenado, con garantías jurídicas, sin que haya un atisbo de fraude" en las elecciones anunciadas para abril de 2024.
"Garantizaremos unas elecciones limpias, honestas y transparentes", remarcó en una rueda de prensa con APEP en el Palacio de Gobierno.
Boluarte comentó que, si ella renuncia a la presidencia de Perú, "vendría a asumir el presidente del Congreso (el excomandante de las Fuerzas Armadas José Williams), quien a su vez tendría que llamar en pocos meses a unas elecciones generales y el país estaría "caminando sobre el mismo desorden político".
La mandataria confirmó que el próximo 10 de enero el gabinete ministerial va a pedir el voto de confianza al Congreso porque "el Perú tiene que empezar a crecer con responsabilidad".
"Los peruanos estamos cansados de que los políticos llegan a ser autoridades y se convierten en ladrones", expresó Boluarte en referencia a los escándalos de corrupción que afectan a las autoridades en diversos estamentos del Estado.
En ese sentido, la presidenta defendió la convocatoria hecha por su despacho para dialogar con todos los grupos políticos en el Congreso y reiteró su invitación a las bancadas Magisterial, Perú Democrático y de Perú Libre, que respaldaban a Castillo, para garantizar las medidas que garanticen los comicios generales de 2024.
Pedro Castillo fue elegido presidente del Perú en las elecciones de 2021, pero destituido del cargo el pasado 7 de diciembre cuando anunció un fallido golpe de Estado y actualmente permanece detenido bajo el cargo de rebelión a la espera de que la Justicia confirme su prisión preliminar por 18 meses.
Durante su gobierno fue denunciado por la Fiscalía de la Nación como presunto líder de una organización criminal por una serie de casos de supuestos sobornos e irregularidades en varios ministerios, cargos en los que está implicado junto a sus colaboradores más cercanos, familiares y exministros.