Un grupo de 17 funcionarios de prisiones, entre ellos 15 guardias y 2 administrativos, permanecen retenidos en la cárcel de Esmeraldas, Ecuador, según confirmó el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de Libertad (SNAI).
Ellos son el último grupo que falta por liberar de los 137 funcionarios de prisiones que quedaron el lunes retenidos por presos en siete centros carcelarios, a la par que en Guayaquil sucedía una nueva masacre entre reclusos.
Durante el martes, luego del estado de excepción decretado en el sistema nacional penitenciario por el presidente Guillermo Lasso, la Policía y las Fuerzas Armadas intervinieron las prisiones donde se reportaba personal retenido para proceder a su liberación.
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Así se logró liberar a 120 funcionarios de prisiones que se encontraban retenidos por la población penitenciaria en las prisiones de Latacunga, provincia de Cotopaxi, Archidona, Napo, Cuenca, Azuay, Azogues, Cañar, Machala, El Oro y Loja.
Hasta ahora el SNAI no ha informado sobre los motivos que llevaron a los presos a retener simultáneamente a los funcionarios de estas prisiones, dentro de una medida de protesta más amplia donde colectivos de reclusos hicieron una huelga de hambre que cesaron el martes.
Esta situación se dio a la par que en la Penitenciaría del Litoral, la cárcel más grande y poblada de Ecuador, ubicada en la ciudad de Guayaquil, se registraba desde el sábado un enfrentamiento entre presos de dos de las bandas rivales que se disputan el control interno de los centros carcelarios del país.
El saldo de ese enfrentamiento fue de 31 muertos, según señaló el martes la Fiscalía, una cifra que no es reconocida por la Policía, que informa sobre el levantamiento de 11 cadáveres y de "29 piezas anatómicas", producto de la crueldad con la que fueron ultimadas las víctimas y desmembradas.
Esta matanza en la Penitenciaría del Litoral, que alberga a unos 5.600 reclusos, es la más reciente de una serie de masacres ocurridas en Ecuador desde 2020 que han dejado más de 400 reos asesinados.
La situación de violencia también se ha trasladado a las calles, con los grupos del crimen organizado en disputa por el control de las rutas del narcotráfico, en especial en la zona de la costa, donde están los puertos que han hecho de Ecuador uno de los principales trampolines de la cocaína que llega a Europa y Norteamérica.
Esto se traduce en que Ecuador cerró 2022 con la mayor tasa de muertes violentas de su historia, al registrar 25,32 por cada 100.000 habitantes, catapultada por la delincuencia callejera y la criminalidad organizada.
Esmeraldas, provincia de la costa norte de Ecuador fronteriza con Colombia, es precisamente una de las más afectadas por este auge de la violencia, donde el martes se produjeron una serie de sucesos violentos que el Gobierno atribuye al estado de excepción decretado en las cárceles.