Los desacuerdos continúan entre el gobierno del estado de Chihuahua y los agricultores, lo que podría poner en riesgo el cumplimiento del acuerdo sobre aguas entre México y Estados Unidos firmado en 1944.
El acuerdo regula cómo los dos países deben repartirse el agua de los ríos Bravo y Colorado, que forman parte del límite territorial entre ambos. Al gobierno de México le queda poco tiempo para entregar a su vecino del norte la parte que le corresponde. Para ello, asegura que debe utilizar la almacenada en la presa la Boquilla, en el estado de Chihuahua, en el norte del país.
Pero desde el pasado 9 de septiembre un grupo de productores tomaron la presa La Boquilla con el fin de evitar la entrega de agua a Estados Unidos. Desde entonces sostienen que de entregar el agua, carecerán del vital líquido en la próxima cosecha tras haber sufrido una pronunciada sequía.
La tensión se incrementó hace unos 10 días, cuando hubo enfrentamientos entre miembros de la Guardia Nacional y campesinos que han permanecido en la presa para evitar la extracción.
El gobierno federal dice que los productores de nuez y de cebolla, -en el centro de la polémica-, están vinculados a políticos de oposición, priistas, panistas y a delincuentes.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que detrás hay intereses electorales y acaparamiento de agua, pero dijo que se trabaja para cumplir con lo estipulado en el convenio.
“No queremos dar motivos para represalias, sobre todo, repito, porque hay elecciones en Estados Unidos. No queremos que esto sea un tema de campaña. A pesar de la carta del gobernador de Texas, el Departamento de Estado ha sido respetuoso, paciente, se mantienen las pláticas, las conversaciones, estamos en eso y vamos a procurar que no haya ruptura”, dijo el mandatario.
El director para América del Norte de la cancillería, Roberto Velasco, reveló que en cuatro ocasiones Estados Unidos ha insistido en el cumplimiento del Tratado y de no ser así se corre el riesgo de que se deje de enviar agua de ese país o bien que se abra una renegociación, lo cual no tendría sentido porque se trata de un convenio equitativo.
Tras años de negociación y varias propuestas fallidas, México y EE.UU. firmaron en Washington el tratado vigente en la actualidad.
Según el pacto, México se queda con dos tercios de la corriente principal del río Bravo y cede a su vecino el resto. La cantidad estipulada no podrá ser menor de unos 432 millones de metros cúbicos al año.
Estados Unidos por su parte cede a México cada año 1.850 metros cúbicos del río Colorado, que en su mayoría se encuentra en suelo estadounidense pero que también pasa por la frontera entre ambos países hasta desembocar en el golfo de California, entre los estados mexicanos de Baja California y Sonora.