Antes de la menopausia, en la perimenopausia, la mujer ya empieza a padecer una serie de cambios endocrinos metabólicos, que pueden deteriorar a muchos niveles su calidad de vida y aumentar determinados factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.
Pueden aparecer ya sofocos e insomnio, de hecho, según asegura, en declaraciones a EFEsalud, la ginecóloga Silvia P González, miembro de la junta directiva de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), éste último síntoma deteriora “mucho más” la calidad de vida que el aumento de la temperatura corporal.
“Y empiezan a aumentar determinados factores de riesgo cardiovascular, sobre todo, hay una tendencia a un empeoramiento del colesterol, del perfil lipídico y a que aumente el azúcar en sangre, la glucemia”, explica González.
El aumento de la tensión arterial que se produce, parece que está más relacionado con la propia edad que con la bajada de hormonas, según la ginecóloga, y se incrementa también el riesgo de obesidad. Las mujeres empiezan a generar grasa abdominal, empiezan a “perder” la cintura.
La llegada de la menopausia
Y con la retirada definitiva de la regla los síntomas se acrecientan: “Está clarísimo que el riesgo cardiovascular se dispara con la menopausia”, apunta la ginecóloga.
En este sentido, señala que los datos tanto de la Sociedad Española de Cardiología como del Instituto Nacional de Estadística sobre los accidentes cardiovasculares en las mujeres antes de la menopausia son “casi insignificantes” porque “los estrógenos protegen mucho”.
Sin embargo, a partir de la menopausia, las muertes por enfermedad cardiovascular “se disparan”. Las gráficas empiezan a subir “casi exponencialmente”.
“De hecho, algo que la gente no sabe es que las mujeres con 53 o 54 años morimos más de enfermedad cardiovascular que, por ejemplo, de cáncer de mama”, incide la experta.
¿Por qué?
Y las causas son las ya comentadas, la subida del colesterol, principalmente y del azúcar, con lo que hay más riesgo de que la mujer en esa etapa desarrolle diabetes tipo 2, sobre todo aquellas que tienen antecedentes familiares o que durante el embarazo se volvieron diabéticas.
“Entonces, si a esto encima le sumas un estilo de vida sedentario, hábitos tóxicos como el tabaco y una mala herencia familiar, pues eres una bomba de relojería”, afirma González, quien también es jefa clínica de la Unidad de Menopausia y Osteoporosis en HM Gabinete Velázquez, de Madrid.
Así, la situación en cuanto a la salud cardiovascular, pero también la ósea, por la osteoporosis, en esta etapa de la mujer la definen fundamentalmente dos factores: la herencia, es decir, lo que ya tiene determinado genéticamente, y depende mucho también del estilo de vida que lleve.
“Yo puedo tener una herencia de colesterol alto en mi familia de diabetes de tipo 2, o sea, de factores de riesgo cardiovascular, que si hago unos estilos de vida saludables, voy a lograr disminuir un poquito este riesgo alto heredado que tengo”, expone la experta de la AEEM.
No obstante, matiza la doctora, hay otros factores que pueden desembocar en un evento cardiovascular en la menopausia, en definitiva, “es una suma de un todo”.
Modificar el camino
¿Y hay tiempo en los años que preceden a la menopausia de tratar de reducir riesgos? Si bien de momento no hay nada que frene que el ovario deje de producir óvulos, sí se puede tratar de prevenir que los peligros en esta etapa sean menores: Llevar una vida saludable.
Desde la consulta de ginecología, los profesionales abordan lo relativo a la prevención, en la “inmensa mayoría” de los casos. Y si la mujer tiene un problema de salud ya instaurado lo derivan a los especialistas que procedan.
Hay señales que son fáciles de determinar con una analítica y también al observar si aumenta la grasa abdominal, entre otros.
¿Cómo pueden influir los tratamientos hormonales?
El tratamiento hormonal, que reemplaza a las hormonas que el ovario ya no produce, ayuda a reducir el riesgo cardiovascular, entre otros.
Sobre ello, la doctora resalta que si bien estas terapias tienen una función preventiva para la salud cardiovascular y también de la osteoporosis la indicación para pautarlas, tal y como figura en la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), es ante una sintomatología de menopausia intensa que deteriora la calidad de vida.
“Entonces te va a prevenir el riesgo cardiovascular o el riesgo de osteoporosis, pero como una ventaja añadida, no como motivo”, incide González.
Con esta aclaración, la experta comenta que estas terapias si se comienzan pronto, serán preventivas, sin embargo, si se indican tarde, cuando la mujer ya tiene los vasos deteriorados o ha sufrido un ictus o un infarto, son contraproducentes.
Algunos de estos tratamientos se prescriben ya en la perimenopausia. Y se pueden mantener durante el tiempo que las ventajas de seguirlo superen a los riesgos.
“Ahora ya no se habla tanto de límites temporales. Hay que individualizar muchísimo. Depende de cada mujer”, aclara la ginecóloga, quien añade que se empieza por ajustar la dosis hormonal a la mínima eficaz con el fin de mejorar la calidad de vida de la mujer.
Una menopausia lo más llevadera posible
Según la experta, para llevar una buena calidad de vida en esta etapa, no hay un “gran misterio” porque las claves son bastante parecidas a las de otros periodos vitales.
En cuanto a los huesos, las mujeres que empiezan con la menopausia tienen que tomar más calcio y los ejercicios físicos hay que adecuarlos un poco más a esta fase.
Para tratar de frenar la grasa abdominal y el aumento de peso, es fundamental llevar una dieta sana. En el caso, por ejemplo, de que la mujer tenga muchos sofocos, hay que evitar el picante o las bebidas calientes.
“Hay modificaciones de estilo de vida, que nos valen un poco para todo”, remarca la experta de la AEEM.