La titular de Cultura, Rachida Dati, con su aplomo característico, hizo esta propuesta en una entrevista al diario Le Figaro de imponer una entrada a 5 euros para los turistas que quieran visitar la catedral de Notre-Dame tras su renovación.
Para la ministra de Cultura francesa, se trata de un "precio simbólico" que permitiría recolectar 75 millones de euros por año. Dati precisó que la medida solo incumbiría a los turistas no europeos que deseen visitar la catedral; estarían exoneradas las personas que participen en las misas y otras celebraciones religiosas en el recinto.
La propuesta ministerial permitiría que la catedral más famosa de Francia ayude a financiar el rescate de otras iglesias y templos en mal estado. Francia cuenta, en efecto, con unos 100.000 edificios religiosos, la gran mayoría católicos, 40.000 de los cuales son propiedad de las comunas donde se encuentran. El problema es que buena parte de este patrimonio religioso y cultural necesita ser restaurado y los costos de esas operaciones son demasiado elevados para las alcaldías. De su lado, el Estado francés posee 87 de las 154 catedrales del país.
La reconstrucción de Notre-Dame costó, por ejemplo, unos 700 millones de euros, una cifra descomunal, a la medida de la monumental catedral gótica, pero que fue completamente reunida gracias a la campaña de donaciones que se puso en marcha luego del incendio de 2019. De hecho, la campaña fue más exitosa de lo esperado pues se recolectaron más de 850 millones de euros.
La idea de una entrada paga a Notre-Dame choca, sin embargo, con la ley francesa de 1905 – ley que oficializó la separación entre la religión y el Estado – que estipula que "el acceso a iglesias y catedrales debe ser libre y público", es decir, gratuito.
La catedral de Notre-Dame de París abrirá al público el 8 de diciembre, luego de cinco años de obras tras el terrible incendio de 2019, que redujo a cenizas el techo del templo.