A un día del maratón electoral que podría marcar un antes y un después en la historia de Estados Unidos, cerca de cuarenta voluntarios se movilizan en Arizona para realizar una de las últimas campañas puerta a puerta, con el objetivo de incentivar el voto latino en este estado clave.
Ana Holqin, voluntaria de Poder Latinx, comparte su motivación: “Hago esto por mis padres, quienes invirtieron mucho dinero para obtener su ciudadanía estadounidense. No podemos permitirnos el lujo de quedarnos sin votar”, afirma a EFE. Holqin, originaria de México y residente en Phoenix desde los tres años, ha estado llamando a cientos de puertas en las últimas dos semanas para involucrar a otros latinos, cuyos padres emigraron a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. Su esfuerzo es crucial, ya que el voto latino puede ser determinante en la lucha por derechos fundamentales, como las protecciones migratorias.
Holqin relata que sus seis hijos tienen opiniones políticas variadas: su hija mayor apoya a Donald Trump, su único hijo votará por Kamala Harris, y su hija de 19 años, quien votará por primera vez, se unió a ella para hacer campaña tras un intenso diálogo sobre la importancia de participar en estas elecciones.
La importancia del voto
Erick Abarca, otro voluntario, ha estado promoviendo el registro de votantes en Arizona desde 2016. Criado en Phoenix en una familia mexico-estadounidense, Abarca ha recorrido Maricopa para concienciar a la comunidad sobre la relevancia de su voto. Durante su recorrido por Mesa, una ciudad vecina de Phoenix, se acercó a un joven de 24 años para preguntarle si ya había votado por anticipado. Aunque el joven no estaba en casa, su madre, Stephanie Max, reveló su intención de votar por Trump, enfatizando sus preocupaciones sobre la atención médica para inmigrantes.
La cuestión migratoria es, para muchos, un tema prioritario. Max explica que “muchos inmigrantes reciben atención gratuita, mientras que mi sobrina, que reside legalmente aquí, no puede acceder a la atención médica, lo cual no es justo”. Sobre el aborto, Max se muestra ambigua: “No estoy a favor, pero creo que cada quien debe decidir lo que crea correcto”, señala. En Arizona, el aborto es legal hasta las 15 semanas de gestación.
Un ambiente de tensión y esperanza
A medida que se acerca el día de las elecciones, los voluntarios experimentan una mezcla de miedo y entusiasmo. La jornada de votación se extiende hasta 12 horas, desde el amanecer hasta el anochecer, y aunque visitan hasta 70 hogares al día, muchos no abren la puerta o afirman haber votado por correo.
Rachely Pérez, una joven voluntaria, expresa su temor ante la posibilidad de que Trump sea reelegido, dada su promesa de realizar deportaciones masivas. Por otro lado, Fiona Damacio, también voluntaria, muestra su optimismo al participar por primera vez en unas elecciones tan reñidas. “Creo que mi voto puede reflejar un cambio, no solo en Arizona, sino en todo Estados Unidos”, dice con esperanza.
Estos esfuerzos reflejan la creciente movilización de la comunidad latina en un momento crucial, donde su participación electoral puede ser decisiva para el futuro del país.