En las últimas 24 horas, al menos 54 personas perdieron la vida y otras 56 resultaron heridas debido a una serie de ataques israelíes en diferentes regiones del Líbano, según informó el Ministerio de Salud Pública libanés.
La situación es especialmente grave en Monte Líbano, donde 30 personas fallecieron tras un ataque en la localidad de Alamat, situada al norte de Beirut.
Desde que los enfrentamientos entre Israel y el grupo libanés Hizbulá se intensificaron hace más de un año, la cifra de fallecidos ha aumentado de manera alarmante, alcanzando las 3,243 personas, de las cuales 201 son niños y 634 mujeres.
A esta tragedia humana se suman más de 14,000 heridos, incluidos 1,272 menores y 2,554 mujeres, lo que subraya la devastación que la violencia está causando en la población civil.
La ofensiva israelí, que ha escalado en intensidad desde el pasado 23 de septiembre, se ha caracterizado por bombardeos masivos en el sur y el este del Líbano, así como en Beirut.
Este nivel de agresión ha forzado a más de 1.2 millones de personas a abandonar sus hogares, generando una crisis humanitaria y un desplazamiento masivo que empeora la situación ya de por sí crítica del país.
En respuesta a la crisis, el primer ministro libanés, Najib Mikati, hizo un llamado durante la cumbre de líderes árabes e islámicos en Riad, donde instó a la comunidad internacional a intervenir para alcanzar un alto el fuego inmediato.
Mikati destacó la urgente necesidad de frenar la escalada de violencia, que sigue cobrando vidas inocentes y provocando el desplazamiento de miles de personas.
La comunidad internacional ha sido cuestionada por su falta de acción efectiva ante la escalada de violencia, mientras los civiles continúan siendo las principales víctimas. Los ataques, que están afectando especialmente a poblaciones vulnerables, han dejado cicatrices profundas y un alto costo humanitario en la sociedad libanesa, que exige medidas urgentes para restaurar la paz y la seguridad en la región.