El 16 de noviembre se celebra el Día Internacional del Flamenco, una fecha dedicada a rendir homenaje a esta rica expresión artística que combina música, canto y baile, y que es un símbolo de la identidad cultural de Andalucía, España.
Establecida en 2010 tras la declaración de la Unesco de flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, esta conmemoración busca resaltar la importancia del flamenco en la cultura global.
Con orígenes que se remontan al siglo XVIII en Andalucía, el flamenco es fruto de una fusión de diversas influencias culturales, incluidas las de los gitanos, árabes, judíos y cristianos. Según el portal flamenconline.com, esta forma de arte ha sido moldeada a lo largo de los siglos por las tradiciones de diferentes pueblos, desde los fenicios hasta los griegos.
La historia del flamenco se remonta a la época romana, con registros de fiestas en Cádiz que incluían bailes y cantes que anticipaban lo que sería el flamenco. El periodo dorado del flamenco, que abarca de 1860 a 1910, marcó el auge de la guitarra como instrumento fundamental en esta expresión artística.
En la década de 1950, Jerez de la Frontera se convirtió en el núcleo del estudio del flamenco con el surgimiento de la Flamencología. La Cátedra de Flamencología se estableció como la primera institución dedicada a investigar y promover este arte.
Desde 1910 hasta 1955, el flamenco vivió una era de ópera flamenca, donde el canto tomó protagonismo y varios cantaores de América Latina ganaron renombre. Posteriormente, en 1955, comenzó el Renacimiento del flamenco, caracterizado por un resurgimiento de los bailes en tablaos y festivales.
En los años 70, el flamenco se fusionó con otros géneros musicales, dando lugar a una nueva era de experimentación que continúa influyendo en la música contemporánea. Esta celebración del flamenco no solo reconoce su pasado, sino que también celebra su evolución y su relevancia en la actualidad.