El gobierno del presidente Joe Biden afinaba el sábado un plan definitivo para deportar a muchos de los miles de inmigrantes haitianos que entraron repentinamente a una ciudad fronteriza de Texas y enviarlos de regreso a su tierra natal caribeña. La deportación representa una respuesta rápida a la gran afluencia de personas que repentinamente cruzaron la frontera desde México y se congregaron bajo un puente y sus alrededores.
Los planes aún no se han detallado, pero presumiblemente involucrarían de cinco a ocho vuelos diarios que comenzarían el domingo, según un funcionario con conocimiento directo de los planes y que no estaba autorizado para hablar del asunto públicamente, por lo que habló con The Associated Press con la condición de anonimato. San Antonio, la ciudad importante más cercana a Del Río, donde se han reunido los migrantes, podría ser uno de los puntos de salida.
El funcionario dijo que el número de vuelos dependerá de la capacidad operativa y de la voluntad de Haití, pero que se estaba haciendo un “buen avance”.
Otro funcionario gubernamental que habló bajo condición de no ser identificado dijo esperar dos vuelos diarios cuando mucho y que a todos los migrantes se les aplicarán pruebas diagnósticas de COVID-19.
Las autoridades estadounidenses cerraron el paso al tránsito de vehículos y personas en ambos sentidos en el único cruce fronterizo en Del Rio, Texas, después de que se desató un caos el viernes y el gobierno se vio ante un nuevo desafío mientras trata de manejar la gran cantidad de solicitantes de asilo que han estado llegando a suelo estadounidense.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus iniciales en inglés) dijo que cerraría el cruce en la frontera con Ciudad Acuña, México, a fin de “responder a necesidades urgentes de seguridad”. Se pidió a los viajeros que se dirigieran a Eagle Pass, Texas, a 91 kilómetros (57 millas) de distancia.
Los haitianos cruzaron libremente el río Bravo (o río Grande, que es la denominación que se usa en inglés) y con un flujo constante, yendo y viniendo entre Estados Unidos y México a través de aguas que les llegaban hasta las rodillas, algunos de ellos con niños pequeños sobre los hombros.
Al no poder comprar provisiones en Estados Unidos, regresaron brevemente a México en busca de alimentos y cartones para establecerse, al menos temporalmente, debajo o cerca del puente en Del Río, una ciudad de 35.000 habitantes que se ha visto muy presionada por los flujos migratorios en los últimos meses.
Los migrantes montaron tiendas y construyeron refugios improvisados con carrizo, unas cañas grandes. Muchos se bañaron y lavaron ropa en el río.
La gran mayoría de los migrantes que estaban en el puente el viernes eran haitianos, dijo el juez del condado de Val Verde, Lewis Owens, quien es el principal funcionario electo del condado y cuya jurisdicción incluye a Del Rio. Algunas familias llevan hasta seis días bajo el puente.
Había pilas de basura de 3 metros (10 pies) de ancho y al menos dos mujeres han dado a luz, incluida una que dio positivo a COVID-19 tras ser llevada a un hospital, añadió Owens. Fuente, AP.