Santo Domingo.- El sociólogo Juan Miguel Pérez sostuvo este martes que los problemas como la desigualdad social, la falta de esperanzas, las frustraciones, entre otros que padece la población dominicana llevan a las personas a personificar una violencia estructural extraordinaria ante cualquier incidente, la cual se ha inoculado a lo largo de décadas de políticas públicas que benefician esencialmente a un pequeño grupo en detrimento de la mayoría.
Lamentó que el tema de la violencia en el país no pierda vigencia y que ya se ha convertido en parte de la historia de la República Dominicana. Advirtió que si eso no cambia se mantendrá en el futuro y siempre se estará reiterando.
Pérez habló el ser entrevistado en el programa Rumbo de la Mañana, del Grupo RCC Media, donde explicó que la sociedad dominicana es extremadamente autoritaria y eso es una herencia de la dictadura Trujilista.
"El primer autoritarismo es la pobreza, en la pobreza y sus consecuencias, en el alma de la gente y del colectivo como tal. La miseria en el plano material concreto, la falta de unas adecuadas condiciones favorables al ejercicio de la paz social y la miseria intelectual", agregó.
Expresó que al no poder entender esos aspectos sociales provocan que los ciudadanos cuando salen a la calle lo hagan con "el cuchillo en la boca", como modo de sobrevivencia, porque los canales institucionales ordinarios no funcionan en este país.
Sobre el caso de crímenes que conmocionan a la sociedad, Pérez indicó que el ser humano tiene un inconsciente formado por la realidad del entorno en que se vive, pero que esa herencia cultural entra en acción cuando se reacciona a acciones de hecho lamentables.
"Aquí hay linchamientos, aquí hay ejecuciones extrajudiciales, porque la desconfianza es tal, el hartazgo es tal en las instituciones que se ha perdido la fe por el camino institucional para arreglar los conflictos, las diferencias y las injusticias", apuntó.
Entiende que esas situaciones han generado que la gente asuma por sus propias manos la acción justiciera.
El especialista del comportamiento social también precisó que estos acontecimientos tienen un efecto colateral educativo, porque puede formar un espíritu de las nuevas generaciones para que conozcan el perímetro de lo aceptable y lo no aceptable.
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