Dirigentes políticos y figuras públicas canadienses rechazaron contundentemente las declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump sobre la posible anexión de Canadá, calificándolas como amenazas que atentan contra la soberanía del país.
El primer ministro, Justin Trudeau, aseguró en redes sociales: "Jamás, pero jamás, Canadá será parte de Estados Unidos", enfatizando la importancia de la relación bilateral basada en el respeto y la cooperación.
Durante una conferencia de prensa, Trump aclaró que no planea utilizar la fuerza militar, pero sí mencionó la "fuerza económica" como herramienta para influir en Canadá. Estas palabras generaron una ola de críticas en el país vecino.
La ministra de Asuntos Exteriores, Mélanie Joly, calificó los comentarios como una muestra de desconocimiento sobre la fortaleza de Canadá: "Nuestra economía es fuerte. Nuestra gente es fuerte. Nunca retrocederemos ante amenazas".
Por su parte, Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador, afirmó: "Canadá nunca será el estado número 51. Somos un gran país independiente". Asimismo, criticó al gobierno de Trudeau por no haber respondido con mayor dureza.
Otros líderes, como Jagmeet Singh, del Nuevo Partido Democrático, también expresaron su rechazo, instando a Trump a "dejar de decir tonterías". Singh destacó el orgullo de los canadienses por su identidad y advirtió que los ataques podrían dañar empleos en ambos lados de la frontera.
La polémica también llevó a destacados analistas, como Andrew Coyne, a reflexionar sobre el impacto de las declaraciones de Trump en la relación histórica entre ambos países. "Este país está bajo ataque… La idea de un aliado democrático y estable al sur se ha desvanecido bajo Trump", opinó.