El pasado 19 de octubre, el presidente de la República, Luis Abinader, atribuyó su retiro total del Proyecto de Reforma Fiscal a las protestas y los cacerolazos masivos organizados por la nueva fuerza política de derecha “Patria Libre”. Ahora, Fernando Abreu, el presidente de Patria Libre, convoca nuevamente a protestar pacíficamente este sábado 9 de noviembre a las 4 p.m. frente al Congreso Nacional, pero esta vez para exigir al gobierno la reducción del gasto público.
Esta será la primera protesta en la historia de la República para disminuir el gasto público, dado lo inmoral que resulta gran parte de ese gasto y considerándolo la medida más factible para contrarrestar el déficit fiscal y evitar la insistencia en aumentar aún más impuestos en el futuro. Igualmente, los convocantes han programado un cacerolazo este domingo a las 8 p.m. para el mismo fin de reducir el gasto público.
Fernando Abreu, quien el pasado 17 de octubre presentó una contrapropuesta a la Reforma Fiscal en las vistas públicas de la Asamblea Nacional, propone reducir el gasto público en más de un 15%.
Además, expresa que está dispuesto a debatir con cualquier economista que afirme que el gobierno dominicano gasta poco, mostrándoles el gran error de utilizar la presión fiscal como parámetro. Ignoran que es precisamente la enorme cantidad de altas tasas de impuestos en el país lo que genera un gran desincentivo a la inversión y la informalidad, lo que a su vez causa una recaudación baja en comparación con Suramérica, e incluso con Centroamérica.
Patria Libre ha declarado que el Estado dominicano y su gasto han crecido 14 veces desde el año 2000, mientras que su deuda pública ha incrementado 16 veces. Los contribuyentes mantienen y financian los subsidios y sueldos de 5.2 millones de dominicanos que disfrutan de algún tipo de subsidio o sueldo público, lo cual resulta totalmente insostenible.
Por ende, Abreu propone sacrificar a la acomodada clase política y reducir el gasto público en más de un 15% eliminando partidas como el financiamiento a ONGs, las subvenciones a empresas privadas, el gasto en perspectiva de género, el “barrilito”, así como reducir la publicidad estatal y eliminar ministerios e instituciones públicas que carecen de sentido.
Lo anterior permitiría una lógica reducción de las tasas impositivas de los diferentes impuestos sobre la renta y del ITBIS, además de eliminar el anticipo, el IPI, el impuesto a los activos, a las transferencias, a los cheques y los ecológicos.
Todo esto podría reducir el déficit fiscal diez veces y generar un superávit fiscal al cuarto año, con el fin de promover la prosperidad en todos los sectores y clases sociales, y disminuir la pobreza. Se entiende que quien finalmente debe sacrificar es la clase política, en contraposición a la reforma fiscal previamente propuesta por el gobierno y las reformas anteriores de todos los partidos políticos tradicionales y mayoritarios.