Las autoridades surcoreanas anunciaron el lunes la inspección de todos los aviones Boeing 737-800 operados en el país, tras el trágico accidente aéreo del domingo en Muan que cobró la vida de 179 personas. Este desastre, el peor en décadas, generó conmoción nacional y dudas sobre la capacidad del gobierno para gestionar crisis durante un vacío de liderazgo político.
El avión de la aerolínea de bajo costo Jeju Air intentó aterrizar en dos ocasiones antes de estrellarse. En su segundo intento, recibió una advertencia de impacto de aves antes de emitir una señal de socorro. El tren de aterrizaje delantero no se desplegó, lo que provocó que el avión chocara contra un muro de concreto y se incendiara.
En ese orden, el presidente interino, Choi Sang-mok, ordenó una revisión urgente de los estándares de seguridad aeronáutica y el despliegue de expertos internacionales para la investigación. Por su parte, el Ministerio de Transporte también evaluará la infraestructura aeroportuaria, incluyendo la resistencia de las estructuras cercanas a las pistas de aterrizaje.
El accidente ha reabierto debates sobre fallas regulatorias y de seguridad en Corea del Sur, un país que aún lidia con las secuelas de otros desastres, como el hundimiento del ferry Sewol en 2014. Además, se declaró un período de luto nacional mientras las autoridades trabajan en la identificación de las víctimas y el apoyo a sus familias.