El mundo en tiempos de pandemia ha hecho determinante el acceso a internet desde que el distanciamiento social se ha vuelto una norma indiscutible. En América Latina, sin embargo, acceder al mundo digital es un privilegio que afecta el derecho a la educación de niños y adolescentes.
La pandemia de COVID-19 y el distanciamiento social que tiene como premisa ha hecho determinante el acceso a internet para buena parte de las actividades diarias de todo el mundo. Y cuando se trata de educación, el ejemplo es claro.
En Perú, la situación de la educación pública en el nivel de Primaria ha sido trágico. De hecho, el Colegio de Profesores del país estima que alrededor del 45% de los escolares dejó de participar activamente en las clases remotas. A esto se le suma la significativa cantidad de estudiantes que pasaron de instituciones educativas privadas a públicas a causa de las dificultades económicas también incrementadas por la pandemia en el país: unos 110.405 alumnos.
De 500 gobiernos locales, 462 reportaron dificultades para acceder al programa Aprendo en Casa, impulsado por el Ministerio de Educación peruano, según datos de la Red de Municipalidades Urbanas y Rurales de Perú (Remurpe) recogidos por el diario nacional El Comercio.
Más de la mitad de dichos gobiernos pertenecen a zonas rurales, en las que solo el 5,6% de la población tiene acceso a Internet. Por ello, el Ministerio de Educación planea brindar a partir de octubre más de 1 millón de tablets a estudiantes de educación pública de todo el país para facilitar el acceso a la educación remota.
No se trata del único país con estas dificultades en la región. Según el Ministerio de Educación de Argentina, solo el 46% de los hogares cuenta con acceso fijo de buena calidad a Internet y el 53% de los hogares no cuenta con una computadora para uso educativo. El caso de los docentes es aún peor, ya que casi el 80% tiene problemas de conectividad y un 66% de equipamiento.
Ahora, el Gobierno argentino debate implementar la modalidad de clases al aire libre, con el fin de que los estudiantes no continúen perdiendo asistencia, a pesar del riesgo de generar nuevos brotes de COVID-19 en el país.
"La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), aprobada en 1989, establece los principios fundamentales para promover los derechos de la infancia. Entonces, Internet era casi inexistente para la vida cotidiana y no se menciona directamente en la CDN, pero el principio de garantizar los derechos fundamentales de niñas, niños y adolescentes se aplica también al mundo digital"
Explica un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) titulado Infancia y adolescencia en la era digital.
Bajo este criterio el organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) analizó la situación de niños y adolescentes de Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay y su vínculo con el mundo digital. En el marco de la pandemia de COVID-19, los datos que aporta se vuelven imprescindibles para observar la situación a nivel latinoamericano.
Desde 2016 a la fecha, el acceso a internet a América Latina y el Caribe ha llegado a más de la mitad de los habitantes. Si se establece como fecha de partida el año 2000, más aún, el crecimiento es "notable", y se acerca a los niveles de acceso de Estados Unidos. "El mayor porcentaje promedio se observa en el Caribe, seguido por América del Sur y finalmente en Centroamérica y México", señala el informe.
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Los datos reunidos para evaluar cuál es el número de hogares por país que cuenta con al menos una computadora, y el número que cuenta además con internet dentro de la casa, dejó primeros a Argentina (63% y 78% respectivamente), a Chile (60% y 88%), a Uruguay (68% y 60%) y a Costa Rica (50% y 68%).
En tanto, quienes tienen menor acceso per cápita son Cuba (14% y 15%), El Salvador (17% y 18%) y Guatemala y Honduras, quienes tienen 18% y 17% de hogares con una computadora por casa, respectivamente, y no presentan datos del acceso a internet en las viviendas.
Aunque el incremento de internet en los hogares es "modesto" según el informe, el creciente aumento a la telefonía móvil es una constante y se evalúa como positivo en términos de mayor posibilidad de acceder a internet en espacios públicos y las viviendas donde hay redes de conexión.
Además, la CEPAL destaca las políticas digitales en educación que han sido implementadas por diversos Gobiernos durante los últimos años, especialmente las que fueron puestas en marcha en Uruguay.
El país cuenta desde 2007 con el Plan Ceibal, "un plan de inclusión e igualdad de oportunidades" que tiene como objetivo "apoyar con tecnología las políticas educativas uruguayas". En síntesis, otorga a cada niño y adolescente dentro del sistema educativo una computadora para su uso personal con conexión de internet gratuita desde su centro educativo. Esto fue acompañado con progresivas capacitaciones docentes con el fin de implementar la enseñanza virtual como parte de la agenda programática de primaria y secundaria.
Dicha política ha permitido que durante la pandemia, niños y adolescentes de todo el país pudieran acceder con mayor facilidad a la modalidad virtual que debieron aplicar las autoridades para evitar contagios en los centros educativos.
Por otra parte, el caso de Costa Rica es de una "modalidad mixta, con laboratorios y un conjunto de equipos portátiles", similar a la de Brasil, "donde continúa predominando el modelo de laboratorio de informática en la red pública de enseñanza y el acceso en el contexto comunitario se ha visto reforzado a través de centros públicos de acceso, como política focalizada en las poblaciones con escaso o nulo acceso", señala la CEPAL.
En Chile, asimismo, se subraya la importancia del proyecto Aulas Conectadas, implementado por el Ministerio de Educación, que brinda internet libre a las aulas de los establecimientos de educación pública de todo el país.
"Como resultado del Plan Ceibal, se observan mayores porcentajes de acceso a Internet en las escuelas uruguayas (60%) que en los otros tres países considerados. Aproximadamente, la mitad de los niños y adolescentes que usan Internet en Chile (50%) y Costa Rica (47%) accedieron en un entorno escolar. Sin embargo, en el Brasil, el uso de Internet en la escuela alcanza apenas al 32%", señalan.
Un punto a destacar es que solo el 2% de los niños y adolescentes chilenos, el 4% de los costarricenses, el 5% de los brasileños y el 9% de los uruguayos tienen acceso a internet solamente en las escuelas. El resto accede en la escuela y en el hogar, solo en el hogar o, en menor proporción, en ninguno de estos espacios, precisan.