A tres días del accidente aéreo en Kazajistán, las sospechas de responsabilidad de Rusia toman cada vez más fuerza. Este viernes, Estados Unidos y Azerbaijan Airlines se refirieron a los “indicios preliminares” de la investigación que se está llevando a cabo y denunciaron que la nave sufrió “interferencias externas físicas y técnicas” que condujeron a su trágico final, con la muerte de 38 personas.
Según la agencia de noticias Caliber, que cita también al ministro de Transporte de Azerbaijan, Rashad Nabiyev, el Embraer 190 fue dañado por los sistemas de defensa antiaérea de Rusia que estaban operativos al momento del vuelo en la zona de Grozni, justo antes de su aterrizaje. A esta situación se sumó que el uso de sistemas de guerra electrónica por parte de las Fuerzas Armadas de Moscú dejó el sistema de comunicaciones del avión completamente paralizado, complicando aún más la situación de emergencia.
De hecho, Euronews informó que los pilotos registraron “bloqueos extremos de GPS”, que paralizaron sus sistemas de navegación, suspendieron su transmisión de datos en intervalos y obligaron al desvío hacia Kazajistán.
No obstante, el funcionario comentó que aún restan esclarecer algunos detalles de lo ocurrido, como “el tipo de arma utilizada en el impacto, que se determinará durante la investigación”.
Estados Unidos respaldó esta visión y por medio del portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, sumó que “hemos detectado algunos indicios que apuntan a la posibilidad de que el avión pudo ser derribado por sistemas de defensa aérea rusos”.
Nuevamente, el funcionario recordó que “hay una investigación activa en curso” y pidió aguardar esas conclusiones oficiales antes de hacer acusaciones formales.
Otros elementos que dan fuerza a la teoría que apunta contra Rusia por este incidente son los restos del avión, cuyos agujeros dan cuenta de un ataque previo a su impacto, al igual que los testimonios de algunos de los 29 pasajeros sobrevivientes.
Un hombre comentó en diálogo con Reuters que oyó un fuerte estruendo y, a continuación, el avión comenzó a “comportarse de manera poco natural”. “Era obvio que había sufrido algún daño”, dijo.
La auxiliar de vuelo Aydan Rahimli también confirmó dos impactos y sumó que, enseguida, las máscaras de oxígeno cayeron sobre los asientos. Según comentó, los estruendos sonaron como un golpe proveniente del exterior, por lo que descartó la versión kazaja que sugería la explosión de un tubo de oxígeno en la cabina.
A pesar de las crecientes evidencias, Rusia evitó referirse a estas acusaciones, aunque reconoció que, al momento en que el avión sobrevolaba la ciudad, efectivamente estaba teniendo lugar un “plan de contingencia” para responder a la presencia de drones ucranianos en la zona.
“El accidente aéreo está siendo investigado y no creemos que tengamos derecho a hacer valoraciones hasta que se hagan las conclusiones como resultado de la investigación”, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
En tanto, Azerbaijan Airlines informó la suspensión de sus vuelos a 10 aeropuertos rusos, siguiendo la recomendación de la Autoridad de Aviación Civil nacional.
De confirmarse que el accidente se produjo por la operación de las defensas aéreas rusas, se trataría entonces del segundo accidente mortal de aviación civil relacionado a la guerra en Ucrania.
En 2014, el vuelo MH17 de Malaysia Airlines fue derribado por un misil tierra-aire de las Fuerzas rusas cuando sobrevolaba la zona este de Ucrania, controlada por los separatistas respaldados por el Kremlin. Las 298 personas que iban a bordo murieron.
Fuente: Infobae