El país pasó con buenas notas su ejercicio electoral, aunque se agudizó la crisis de confianza y credibilidad hacia democracia, sus valores, instituciones y actores, lo que confirmó LATINOBARÓMETRO 2024: Seis de cada diez dominicanos están dispuestos a cambiar libertad por seguridad, democracia por autoritarismo, mientras el populismo avanza en todo el mundo y, por tener, en el país el trujillismo tiene ya hasta un partido.
La arrabalización institucional, -esa incapacidad de nuestros gobiernos para cumplir y hacer cumplir las leyes caiga el que caiga-, siguió siendo el gran cáncer nacional sin quimio ni radioterapia. Ley de tránsito, Migración, Código laboral, por ejemplo.
El lavado de activos, el narco, la prostitución y el trapicheo siguen siendo los elementos fundamentales para el ascenso social y hasta para ganar elecciones. Los esfuerzos por un Ministerio Público relativamente independiente, sin un solo condenado cuatro años después, podrían quedarse en apenas algo de lawfare y mucho de la impunidad que acompaña a las élites a “la hora de la verdad” que debería ser la hora de la justicia. Así, por primera vez el creador, proponente y armador de un colosal entramado de corrupción fue convertido en “delator premiado”, como si fuera el chofer del ministro de Hacienda o el guachimán de la oficina de abogados donde se urdió la billonaria estafa.
El 2024 se marchó con las “buenas nuevas” de los últimos años… el turismo por los cielos, las zonas francas en lo suyo, la macroeconomía brillando, mientras la incertidumbre avanza, el país es un solo miedo, y la Policía -con todo y su reforma- insiste en convencernos de que asesinando supuestos delincuentes -SIEMPRE POBRES- acabará con la delincuencia, sabiendo que los “intercambios de disparos” solo sirven para fomentar el sicariato. Menos mal que la ministra de lo Interior, Faride Raful, parece decidida a hacer algo tan elemental como aplicar la ley, cosa a la que medio gobierno se niega, temeroso de las redes sociales y de una comunicación coprológica de la cual en 2028 podría surgir voto a voto el próximo presidente de la república.
Todo esto ocurría en 2024 en el patio nacional, mientras en la aldea global los imperios se enfrentan en sus “zonas de influencia”, Kiev, Caracas, Damasco; y el holocausto nuclear ha dejado de ser una maldición imposible.
¿Sobre el 2025? El 2025 será la suma de todos los temores.