"Estos santos han fomentado el crecimiento social y espiritual, mientras que tristemente en el mundo aumentan las tensiones, las guerras y las distancias. Que los nuevos santos inspiren el diálogo y, sobre todo, los corazones y las mentes de quienes tienen cargos de responsabilidad y están llamados a ser protagonistas de la paz y no de la guerra", dijo Francisco.
El pontífice había saludado justo antes de pronunciar estas palabras al jefe del Estado italiano, Sergio Matteralla, presente en la ceremonia junto a las autoridades de los otros tres países de los que eran originarios los nuevos santos: Francia, Holanda e India.
"Saludo a las delegaciones de los distintos países, especialmente al presidente de la República Italiana", dijo Francisco antes de añadir: "Es hermoso ver que con su testimonio evangélico estos santos han favorecido el crecimiento espiritual y social de sus respectivas naciones y también de toda la familia humana".
En la ceremonia de canonización previa, que ha supuesto el regreso al Vaticano de las grandes celebraciones suspendidas a causa de la pandemia, Francisco proclamó santa a la religiosa María Francisca de Jesús (1844-1904), considerada la primera de Uruguay, junto a otros nueve beatos.
Entre ellos destacan el francés Charles de Foucauld, el ermitaño que evangelizó en el desierto del Sáhara, y el carmelita holandés Titus Brandsma, periodista ejecutado por los nazis en el campo de concentración de Dachau.
Completan la lista los religiosos franceses Marie Rivier (1768-1838) y César De Bus (1544-1607), los italianos Luigi Maria Palazzololo (1827-1886) , Maria Doménica Mantovan (1862-1934)i, Giustino Maria Russolillo (1891-1955) y Maria de Gesù (Carolina Santocanale) (1852-1923) y el laico indio Lázaro, conocido como Devasahayam (1712-1752) .
Tras la ceremonia y el Regina Coeli posterior, Francisco se subió al papamóvil descapotable y recorrió largamente la abarrotada plaza saludando a las decenas de miles de fieles reunidos para la ocasión.
El papa, muy sonriente, se detuvo en numerosas ocasiones para estrechar algunas manos y besar a varios niños entre los gritos de júbilo de los asistentes mientras sonaban las campanas de San Pedro.