Hace una semana, conversaba con el economista dominicano residente en México, Raúl Féliz, quien me comentaba que, dado el crecimiento económico sostenido que ha experimentado República Dominicana en los últimos años, el país podría considerar una opción innovadora para asegurar la sostenibilidad de su sector eléctrico. En lugar de continuar invirtiendo en la construcción de más plantas eléctricas, Féliz sugirió que República Dominicana podría explorar la posibilidad de comprar energía directamente desde Estados Unidos mediante un cable submarino. Esta idea, aunque ambiciosa, plantea varios aspectos interesantes sobre su viabilidad técnica, económica y ambiental. A continuación, analizamos los detalles de cómo este proyecto podría materializarse y los beneficios que podría ofrecer al país.
La idea de comprar energía eléctrica a través de un cable submarino no es nueva. Existen múltiples precedentes en el mundo donde cables submarinos de alta tensión (HVDC) han permitido la transmisión de electricidad entre países separados por grandes cuerpos de agua. Un ejemplo destacado es el North Sea Link, un cable de 720 kilómetros que conecta el Reino Unido con Noruega, permitiendo el intercambio de energía renovable entre ambos países.
Para República Dominicana, la instalación de un cable submarino que conecte la isla con la costa de Florida es técnicamente factible. El proceso involucraría estudios detallados del fondo marino para determinar la ruta óptima del cable, evitando obstáculos naturales y asegurando su protección en zonas de alto tráfico marítimo. Una vez definida la ruta, el cable sería fabricado y tendido desde un barco especializado, utilizando tecnología avanzada para asegurar su correcto despliegue y funcionamiento.
Raúl Féliz también señaló que, aunque la construcción de nuevas plantas eléctricas podría parecer la solución más directa, la compra de energía desde Estados Unidos podría resultar más económica a largo plazo. El costo de generar electricidad en República Dominicana, especialmente a partir de combustibles fósiles, es relativamente alto, oscilando entre 150 y 200 USD por megavatio-hora (MWh). En contraste, el costo promedio de generación en Estados Unidos es significativamente menor, situándose entre 20 y 50 USD por MWh gracias a su mayor eficiencia y el uso de energías renovables.
Sin embargo, es crucial considerar los costos asociados al cable submarino. La fabricación e instalación de un cable de alta tensión de estas características podría costar entre 1 y 5 millones de dólares por kilómetro. Con una distancia aproximada de 1,200 kilómetros entre Florida y República Dominicana, los costos iniciales del proyecto serían elevados. Además, habría que sumar los gastos de construcción de estaciones de conversión en ambos extremos y el mantenimiento del cable.
A pesar de estos altos costos iniciales, la energía importada podría costar entre 80 y 120 USD por MWh, lo que seguiría siendo competitivo en comparación con los costos actuales en el país. Esto permitiría a República Dominicana no solo reducir los costos energéticos, sino también asegurar un suministro más estable y diversificado, algo crucial para el desarrollo económico continuo del país.
Implementar este tipo de proyecto podría tener un impacto positivo en la competitividad de la economía dominicana. Con costos energéticos más bajos y un suministro más confiable, las industrias locales podrían aumentar su productividad y atraer mayores inversiones extranjeras. Esto podría fortalecer sectores clave como el turismo, la manufactura y la tecnología, generando empleos y estimulando el crecimiento económico.
Además, la compra de energía desde Estados Unidos permitiría a República Dominicana diversificar su matriz energética, reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles y mitigando los riesgos asociados con las fluctuaciones de los precios internacionales del petróleo y el gas.
El éxito de proyectos similares en otras partes del mundo ofrece una guía valiosa para República Dominicana. El NorNed, un cable de 580 kilómetros que conecta Noruega y los Países Bajos, y el North Sea Link entre el Reino Unido y Noruega, han demostrado que es posible y rentable conectar mercados eléctricos a través de cables submarinos de larga distancia. Estos proyectos han facilitado el intercambio de energía renovable, mejorado la seguridad energética y reducido los costos para los consumidores.
Retos Geopolíticos y Ambientales: Consideraciones Clave
A pesar de las potenciales ventajas, un proyecto de este tipo también enfrenta desafíos significativos. Desde una perspectiva geopolítica, sería esencial establecer acuerdos bilaterales sólidos entre Estados Unidos y República Dominicana, asegurando que ambos países se beneficien del proyecto sin comprometer su soberanía energética.
Además, el impacto ambiental del cable submarino no debe subestimarse. Sería necesario realizar estudios de impacto ambiental exhaustivos para evaluar los efectos potenciales en los ecosistemas marinos y desarrollar planes de mitigación adecuados.
Conclusión: Una Idea que Merece Explorarse
La sugerencia de Raúl Féliz de comprar energía eléctrica desde Estados Unidos mediante un cable submarino es una propuesta innovadora que podría traer grandes beneficios a República Dominicana. Aunque implica altos costos iniciales y desafíos técnicos y legales, los beneficios a largo plazo, como la reducción de costos energéticos, la diversificación de la matriz energética y la mejora de la competitividad económica, hacen que esta idea merezca una consideración seria.
Si se aborda con la planificación y cooperación internacional necesarias, este proyecto podría marcar un antes y un después en el desarrollo energético de República Dominicana, asegurando un suministro eléctrico más estable y asequible para apoyar su crecimiento económico en las próximas décadas.