El gobierno de Haití llevó a cabo este martes una jornada de solidaridad en apoyo a los desplazados internos que residen en campamentos precarios en Pétion-Ville, Puerto Príncipe.
La actividad busca aliviar las condiciones de vida de las familias afectadas por la crisis sociopolítica y la violencia de las bandas armadas que azotan el país.
Durante la jornada, el ministro de Asuntos Sociales y Trabajo, Georges Wilbert Franck, destacó la importancia de la iniciativa, que incluyó la entrega de alimentos y juguetes a las personas en situación más vulnerable.
Centenares de desplazados participaron en el evento, que representó un esfuerzo gubernamental por brindar apoyo a quienes más lo necesitan.
«Es un mensaje de solidaridad del Gobierno para decir que los dirigentes son conscientes de que el país atraviesa un momento difícil», añadió el funcionario, quien aseguró que el primer ministro Alix Didier Fils-Aimé y el Consejo Presidencial de Transición (CPT) «están del lado de todos los haitianos y, sobre todo, del lado de los más débiles».
Se distribuirán, entre este martes y los próximos días, más de 30.000 kits de alimentos, así como juguetes para los niños. Una parte será distribuida entre las personas que viven en los campos de desplazados y otra entre dirigentes de los barrios populares.
El funcionario también anunció de que las embarazadas, los ancianos y las personas con discapacidad que viven en los campamentos serán registrados en la Caisse d’Assistance Sociale (CAS), organismo estatal que ofrece ayuda económica mensual a los más vulnerables.
Así, cada mes, el Estado «les dará un poco de dinero. En cuanto a la distribución de los kits, se trata de un esfuerzo para que las personas que viven en los campamentos sean atendidas directamente por el Estado, subrayó.
«A todos los activistas que crean que, en sus respectivas zonas, pueden contribuir a que el Estado ayude a los más débiles, les estamos esperando. El Estado no puede hacer nada sin los líderes comunitarios y las organizaciones de base», sostuvo.
El Estado «nunca será eficaz si los ciudadanos no contribuyen», afirmó, al tiempo que expresó su disposición a colaborar con los grupos organizados.
A lo largo del año, Haití ha sufrido repetidas masacres y ataques armados que han causado varios centenares de muertos, obligando a miles de personas a huir de sus zonas residenciales y refugiarse en campamentos improvisados donde viven en condiciones inhumanas.
Desde principios de año, la oficina de la ONU en Haití registra más de 5.350 muertos y más de 2.155 heridos en este país, sumido desde hace años en una grave crisis que se ha agravado a causa de las bandas armadas, que controlan alrededor del 80 % de la capital.
Además, según el último análisis de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), 5,4 millones de haitianos, la mitad de la población, luchan por alimentarse cada día, «lo que representa una de las proporciones más altas de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda en cualquier crisis mundial», de acuerdo con un informe publicado en octubre pasado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que afirmó que se trata de «la peor emergencia de hambre en el hemisferio occidental».