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Los equipos de rescate hallaron los cuerpos de quince civiles asesinados "bajo brutales torturas" en la prisión de Sednaya, situada a unos 30 kilómetros al norte de Damasco, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
De acuerdo con esta ONG, con sede en el Reino Unido pero que cuenta con una amplia red de colaboradores en el terreno, los rescatistas continúan las labores de búsqueda de supervivientes en esta prisión.
La Defensa Civil siria, conocida como los Cascos Blancos, llegó el lunes a esta cárcel, que era administrada por la Policía Militar siria y era reconocida por el uso de tortura contra miles de detenidos, para rescatar a los prisioneros en celdas subterráneas ocultas.
Se espera que el resto de los equipos lleguen de manera gradual, ya que han sido retrasados por las difíciles condiciones de seguridad en las carreteras y la grave congestión del tráfico, dijeron los rescatistas que operaban fuera del control de Damasco.
El domingo, los insurgentes proclamaron "libre" Damasco, y el presidente sirio, Bachar al Asad, huyó a Moscú junto a su familia en el contexto de una ofensiva insurgente que comenzó el pasado 27 de noviembre y fue liderada por el Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham, en árabe), heredero de la exfilial siria de Al Qaeda.
Con el control de cada ciudad, el grupo comenzó a abrir las puertas de las cárceles, donde se encontraban numerosos prisioneros políticos, tal como han denunciado durante años organizaciones de derechos humanos, incluida la de Sednaya.
Esta prisión, que habría albergado entre 10,000 y 20,000 detenidos, según estimaciones de Amnistía Internacional, se hizo tristemente famosa por el uso de tortura y fuerza excesiva tras un motín de presos en 2008.
Desde el inicio de la crisis en Siria en 2011, la prisión se había convertido en el destino final tanto de opositores pacíficos a las autoridades como de militares sospechosos de oponerse al régimen.