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Honrar los pactos, las leyes y la palabra

Pablo McKinney
Pablo McKinney
19 noviembre, 2024 - 6:57 AM
3 minutos de lectura

Uno saluda el “encuentro cordial y patriótico” que este Listín Diario ha propuesto al liderazgo nacional. Solo que, como la belleza de Salinas o los atardeceres de Palmar de Ocoa, el cinismo, la doblez y la hipocresía de nuestra partidocracia reinante es inagotable, y tengo ejemplos.

Hace ahora 23 años se promulgó una ley que manda el establecimiento del sistema de atención primaria (SAP), cuyas bondades nadie niega. Sin embargo, como según Quevedo, “poderoso caballero es don dinero”, siguen nuestros gobiernos negados -en los hechos- a aplicar un sistema que sería el inicio del posible mejoramiento de un sistema de salud precario, mediocre e inhumano. Y así van pasando los gobiernos que teorizan, prometen, avanzan, reculan, resbalan, titubean, dudan, y como en los “amores de paso”, ¡ay!, siempre vuelven al principio, la nada.

Ahora ha tocado al Listín hacer la propuesta, pero resulta que el problema de nuestro liderazgo no ha sido nunca el llegar a acuerdos, sino cumplirlos, y la Estrategia Nacional de Desarrollo (END) es el más vergonzoso ejemplo, para no hablar del Informe Attalí que no cumplió ni hizo cumplir, ni siquiera el gobierno que lo pagó.

Uno saluda la iniciativa del Listín, pero no le sobran motivos para el optimismo. Y es que, ni siquiera esa peste terrible, esa fábrica mundial de muertos que fue el COVID-19, logró que nuestros líderes enterraran temporalmente el hacha de la guerra, cada uno con sus voceros sin memoria, con sus insultadores de oficio y sus locos de atar en las redes, tirando a matar al enemigo que solo debería ser el adversario.

Somos el museo del absurdo, la desigualdad social, la doblez, la arrabalización y los desacuerdos. La política dominicana es la suma de todas las poses, desmemorias y mentiras.

Mucho me temo que algo peor que el COVID-19, – “una luz cegadora o un disparo de nieve” (S.R.) tendrá que ocurrir en el país, para que los muy señores lleguen a acuerdos, cumplan lo acordado y honren lo prometido. Pero debo advertirles: si continúa el enanismo político y el síndrome de Hybris guiando a nuestros líderes, la sociedad dominicana seguirá al borde del abismo en salud, en educación, en el drama nacional de la migración, porque nuestros empleadores se niegan a cumplir las leyes, y los gobiernos a aplicarlas. Y así terminamos donde comenzamos, el problema no son los pactos sino su cumplimiento. Oremos.

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